¿Qué pasa cuando mezclas al Rey Arturo con la guerra entre Autobots y Decepticons?

Hace 10 años la primera cinta de Transformers llegaba a las salas de cine combinando una fuerte nostalgia y una interesante actualización al concepto de autos transformables. Entre la presentación estelar de Megan Fox y los efectos especiales de Michael Bay, Transformers logró un éxito que le serviría para sustentar toda una nueva franquicia que, además de cuatro secuelas, incluiría juguetes, videojuegos y mucha mercancía para niños.

Una década después, el hype por Transformers no parece haber disminuido en lo absoluto. A pesar de las críticas cada una de las secuelas ha logrado posicionarse en lo más alto de la taquilla internacional al mismo tiempo que consiguió empatizar con niños y adultos por sus secuencias de acción, autos increíbles y los efectos especiales más impactantes de la industria. Transformers logró todo lo que deseaba y a nadie le importa cómo lo hizo.

Con lo anterior en mente, Transformers: The Last Knight llega a las pantallas de todo el mundo esta semana con una historia inverosímil, casi tres horas de duración y todos los beneficios que una pantalla IMAX puede ofrecer al espectáculo visual de Michael Bay. La quinta entrega de la saga retoma la historia de los Transformers en la tierra y su intervención en momentos clave en la historia de la humanidad para finalizar con la extinción de la raza humana.

Sir Edmund Burton (Anthony Hopkins) es un viejo historiador inglés que conoce todo acerca del primer contacto entre la humanidad y los Transformers, mismo que se remonta los tiempos del Rey Arturo y su mesa redonda. Con la relación fracturada entre humanos y robots alienígenas, Cade Yeager (Mark Wahlberg) tiene una carga de trabajo extra al intentar rescatar a la mayor cantidad de Autobots de las manos del TRF (o FRT, la Fuerza de Reacción de Transformers).

Durante uno de sus rescates, Cade consigue un peculiar amuleto de un transformer caído en batalla, dicho objeto es la clave para revivir Cybertron o defender la tierra de la poderosa Quintessa (Gemma Chan), creadora de los Cybertronianos. Burton es el único que conoce el poder del amuleto y la forma en que podría afectar a la Tierra en manos equivocadas; con ayuda de Yeager y la descendiente de Merlín (Laura Haddock) deberá impedir que los Decepticons se apoderen del amuleto para revivir su mundo.

A pesar de que los dos párrafos anteriores parecieran contener mucha información sobre la película, la realidad es que apenas estamos hablando de la primera media hora en términos generales. Transformers: The Last Knight dura poco más de dos horas y media, lo que nos deja ante una enorme cantidad de eventos que ocurren de forma paralela para terminar en una épica pelea entre Autobots, Decepticons, el ejercito de los Estados Unidos, las fuerzas del Reino Unido y un dragón transformer que sirvió al Rey Arturo. No suena mal, pero el camino para llegar a la pelea es bastante complicado.

The Last Knight aborda de manera interesante (teniendo en cuenta lo visto en anteriores cintas de la serie) los elementos extraídos de la leyenda del Rey Arturo y la historia previamente conocida de los Transformers en nuestro mundo. Para los que han seguido con lujo de detalles la saga de Michael Bay disfrutarán de las referencias, mitología y conexiones entre todas las cintas. Sin embargo, el resto de la audiencia se topa con una narrativa poco atractiva y que solo «justifica» la batalla del final.

El mayor problema de The Last Knight es la enorme cantidad de sucesos que quiere abordar en “poco tiempo”. Si la historia fuera únicamente sobre el Rey Arturo y su conexión actual con los Transformers podríamos tener una película de dos horas bastante interesante. Pero no, además de lo mencionado nos tenemos que aventar las locas aventuras de Anthony Hopkins para salvar el mundo; el coqueteo entre Laura Haddock y Mark Wahlberg; el quinto intento de Megatron por conquistar la tierra; la historia de la niña huérfana que se hace amiga de los Dinobots bebés; la aventura espacial de Optimus Prime; y por lo menos unas tres líneas argumentales más que desarrollan personajes que parecen haber salido de la nada.

Transformers: The Last Knight no aprendió nada de las cuatro entregas anteriores y sigue siendo un espectáculo visual impactante en el que los personajes, sus historias y el mundo, son solo un pretexto para ver robots gigantes peleando unos contra otros. ¿Vale la pena? Si eres fan de la serie seguramente ya tienes tus boletos; en caso contrario mejor ahórratela. Si ya te obligaron a ir te recomiendo comprar el refresco grande para que te dure lo suficiente e ir a la sala más cómoda que te sea posible.