A casi 20 años de la primera Misión Imposible la franquicia estelarizada por Tom Cruise se mantiene de buena manera en el gusto de los espectadores gracias a su combinación de espionaje y acción orientado a un público menos tradicional que el de James Bond. La nueva misión de Ethan Hunt no solo está llena de los elementos antes mencionados sino que además se complementa con una trama más elaborada e intrigante que en ocasiones anteriores; convirtiéndose fácilmente en una buena apuesta dentro del género.

 

Siguiendo con el desenlace de Ghost Protocol la quinta entrega continúa con la búsqueda de The Syndicate, una organización creada con las mimas bases de Impossible Missions Force quien, al más puro estilo de la organización malvada, busca cambiar el mundo de una manera radical eliminando a todos los que se pongan en su camino.

 

Lamentablemente para Ethan Hunt una vez que descubre la existencia del Sindicato también  debe enfrentarse a las consecuencias de sus últimas acciones -los sucesos de MI: GP-, mismas que han llevado a la CIA a tomar posesión de IMF para desmantelarla, reorganizarla y usar sus recursos para la búsqueda y captura de nuestro protagonista.

 

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Entre los sucesos que desencadena The Syndicate, la búsqueda de Hunt por parte de la CIA, y los problemas que van surgiendo conforme avanza la trama, tenemos en Rogue Nation una historia interesante y fresca, al menos para la franquicia, que podríamos decir se toma elementos de la última cinta de Bond pero con el toque «americano» que la serie siempre ha tenido: menos solemne y más inverosímil.

 

Para complementar la historia y terminar por sumergirnos en la batalla entre The Syndicate y la MIF tenemos enormes secuencias de acción que bien podrían ser candidatas a las más impresionantes del verano. Lo anterior resalta bellamente por el poco uso del CGI y la tendencia de realizar efectos prácticos, que en este caso son stunts completos para las escenas de Tom Cruise.

 

Basta con mencionar que la cinta abre con la ya tan famosa escena del avión, misma que Cruise realizó sin utilizar doble y montado en un avión que sí estaba volando en la vida real. Quizá como asunto externo pero el hecho de saber que tanto Tom Cruise como Simon Pegg realizaron sus escenas sin dobles hace que el verlas en pantalla sea más emocionante, en especial durante una de las persecuciones que vemos a la mitad de la cinta.

 

En cuanto a las actuaciones hay un buen trabajo con los ya mencionados Cruise y Pegg, así como con Rebeca Fergusson que tiene el único papel femenino en la cinta y que lo hace muy bien en sus secuencias de pelea y termina siendo convincente en la dualidad que presenta durante la película. Por otro lado el villano principal a cargo de Sean Harris es lo contrario a la señorita Fergusson, pues aunque sus acciones llegan a ser radicales su presencia en pantalla no logra causar ese temor que se podría esperar de un agente tan preparado como Ethan Hunt. Lamentablemente Jeremmy Renner termina un tanto delegado en las secuencias de acción aunque lo compensa con una presencia importante en la trama y su desenlace.

 
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Mission: Impossible Rogue Nation logra ser una película de espías intrigante que se adereza con el humor característico de la serie y buenas secuencias de acción, logrando mantener en todo lo alto las expectativas que su predecesora había obtenido de la mano de Brad Bird. La competencia por ser la película de espías del año se mantiene interesante y La Fuerza de Misiones Imposibles ha salido bien librada de la contienda.

 
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