Sin Kame ha, impactrueno o el corazón de las cartas, pero con el mismo nivel de sentimentalismo

Es extraño ver una cinta de anime en la que los personajes no tienen superpoderes o la trama no gira alrededor de un problema global que implica criaturas gigantes, escenarios virtuales o bestias caricaturescas. Bueno, lo anterior aplica para alguien que no conoce más que lo que pasaban en televisión abierta en los noventa y principios de los 2000. Sin embargo, el mensaje y la forma de transmitirlo se mantiene de forma bastante similar.

Una Voz Silenciosa, como se le conoce en México, es una historia con la que fácilmente podemos sentirnos identificados. Acoso escolar, depresión, añoranza y amor, son parte importante del desarrollo de una narrativa sencilla, pero que poco a poco se vuelve compleja por la forma en que se toman algunas decisiones referentes a los personajes.

Shōko Nishimiya es la chica nueva dentro del salón de clases, desgraciadamente para ella es sorda de nacimiento y, aunque en un principio eso no parece ser un problema, un grupo de niños en la escuela aprovecha su discapacidad para convertirla en el hazme reír del salón. En este punto entra el protagonista de la historia, Shōya Ishida, quien sin aparente motivo le toma un fuerte coraje -y hasta odio- a la chica nueva.

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El acoso pasa de la burla a la violencia física, y aunque todo el mundo sabe lo que ocurre nadie hace algo para detener dichas acciones. Un día Shōko deja de asistir a clases, y de manera inesperada todo el salón de clases le da la espalda a Shōya, culpándolo por todo lo sucedido y orillándole a pasar solo el resto de su vida académica, siendo señalado como un acosador y terrible compañero de clases.

Las acciones del pasado han cobrado factura en la vida Ishida, quien planea todo para dejar el mundo del que una vez disfrutó y tomar la salida del cobarde. Sin embargo, aún no tiene el valor suficiente para poner fin a su vida, lo que convenientemente le lleva a encontrarse con Shōko una vez más e intentar reparar el daño que le causo durante sus días como compañeros de clase.

Evidentemente el tono de la cinta dista mucho a lo que hemos visto últimamente por parte de Konnichiwa Fest en largometrajes como Sword Art Online y Yu-Gi-Oh!, y aunque el sentimentalismo forma parte de las mencionadas películas, en Koe no Katachi es más personal y con más posibilidades de sentirnos empatia por el escenario escolar y los típicos niños problema. Eso sí, a nuestro parecer la representación del acoso llega a ser exagerada y hasta indiferente para los profesores, lo que ocasiona algunas reacciones menos cercanas, pero igual de impactantes.

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Vaya, incluso no se puede dejar de hacer mención del tema que envuelve a toda la trama: el suicidio. La “salida fácil” es vital para el desarrollo de la historia, y aunque para muchos es suficiente gancho para el resto de la trama, para otros puede resultar poco similar con el resto del conflicto. De la misma forma que 13 Reasons Why de Netflix, Una Voz Silenciosa deja ver un poco el suicidio o, mejor dicho, el intento de suicidio como algo que termina por volverte más popular.

En principio puede parecer sencillo el sentirse cerca de los personajes, pero conforme avanza la historia el camino es menos común (o eso podría parecer) del que muchos vivimos en nuestra época de estudiantes. El desarrollo de los personajes, aunque con clichés típicos de la animación japonesa, logra dar en el clavo a la hora de marcar momentos de tensión entre los involucrados, siendo el punto clave para coincidir con la historia.

Por fortuna para nosotros, el tema principal de Koe no Katachi no funcionó del todo a la hora de generar empatia, pero logramos sentirnos dentro de la historia por el desarrollo de la misma. La cinta queda perfecta con el tipo de sociedad que tenemos hoy en día. Sin embargo, se le da mucho peso a factores determinantes para la inmersión total de la audiencia, cuando tiene muchas vertientes para lograr identificar al espectador con la trama.

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