En 1994 disney lanzó una de las historias más entrañables, y que se convertiría en la favorita de muchos alrededor del mundo: El Rey León.

Texto: Alejandro Ovando

La cinta animada marcó un antes y un después en la historia de la compañía. Este año la «casa del ratón» trae de vuelta la historia clásica con uno de sus ya conocidos -y sobreexplotados- remakes en live-action (o CGI para ser más exactos). Afortunadamente esta versión llega con una perspectiva más diversa en relación a las sub-tramas que acompañan la historia principal y un increíble regreso a los temas que conocimos de pequeños, inculcandonos una vez más la filosofía de: HAKUNA MATATA.

Como seguramente te imaginas, la historia principal es la misma que hace 25 años. El ciclo de la vida se vive tranquilamente en la selva, los animales conviven en la naturaleza sin ser amenazados y un día el rey Mufasa orgullosamente le muestra su reino a su heredero, un pequeño cachorro llamado Simba. Éste amiguito deberá aprender lo importante que es mantener un equilibrio en el reino para convertirse en un rey tan sabio como su poderoso padre. 

Lamentablemente en la familia de Simba también está su resentido tío Scar, un viejo león que no disimula ni un poco su resentimiento hacia su hermano y sobrino, pues su anhelo de ser el rey se ve frustrado por culpa del nuevo heredero. Y bueno, el resto es una de las historias más importantes en Disney, así como una de las más icónicas, divertidas y tristes tramas que marcaron a toda una generación.

¿Qué hay de nuevo entonces? A la increíble historia le podemos sumar el maravilloso trabajo de CGI que se logró en cada personaje y escenario; automaticamente The Lion King se convierte en uno de los films que mejor logra combinar una belleza visual generada por computadora casi al cien por ciento con una maravillosa y entrañable trama.

El trabajo detrás de cada animal que vemos en la película es magistral. Desde la melena de Mufasa, hasta el más diminuto insecto en pantalla, nos dejan en claro el esfuerzo que los animadores pusieron en esta película. En ningún momento puedes dejar de apreciar los escenarios, el trabajo de iluminación en el agua, el verde de la naturaleza e incluso lo árido del desierto. Todos y cada uno de estos lugares fueron diseñados por medio de técnicas increíbles en escenarios de realidad virtual con un inmenso trabajo de CGI que supera por mucho lo visto en The Jungle Book.

Durante la película prácticamente estamos viendo leones reales hablando con aves o con jabalíes; cada personaje tiene visuales increíbles y fotorealistas que generan un primer impacto lleno de sentimientos encontrados. Y es que la falta de expresividad en algunos momentos puede ser un problema; entendemos que no vamos a tener el mismo nivel de expresiones que en la versión animada, pero este live-action se queda corto en dicho aspecto al comprarlo con El Libro De La Selva o Dumbo.

Muchas veces solo vemos a un Simba abriendo su boca y escuchamos una canción saliendo de él pero no logra transmitirnos ningún sentimiento nuevo y que no venga de nuestros recuerdos con la melodía del momento. Claro que esto no ocurre durante toda la película pero en más de una ocasión parece que estamos ante un documental de Animal Planet en vez de en El Rey León… sobre todo al momento de las canciones.

Hablando de la música, el trabajo de voz es uno de los mejores que hemos escuchado. La película cuenta con un cast de primera y sus voces quedan perfectas con los personajes, mientras que en cuestiones técnicas la sincronía de la boca de los animales no falla en ningún momento con la pronunciación de los actores. De verdad sientes que el Simba, Rafiki y Zazú son los que hablan. 

Y claro, también tenemos el maravilloso trabajo que se hizo con las canciones que ya conocemos, escucharlas de nuevo con los nuevos diseños de personajes es algo glorioso y sin duda trae grandes recuerdos a quienes crecimos con estos temas. Definitivamente destacamos el trabajo que se realizó en la versión en inglés con la cantante Beyoncé, su interpretación de Nala es de lo mejor que hemos visto / escuchado en los últimos años y su canción es uno de los mejores momentos de toda la película. 

El Rey León de 2019 es uno de los mejores trabajos de Disney, con el increíble detalle de mantenerse muy fiel a la versión animada y no experimentar con «nuestra infancia». Y bueno, está claro que el aspecto de la fidelidad a la obra original podría ser la crítica negativa de gran parte de la audiencia.

El trabajo en recrear a los personajes y convertirlos en animales de verdad es soberbio y en el apartado musical la película cumple de forma que nadie saldrá decepcionado de las canciones. Estamos seguros que esta cinta pasará a convertirse en un clásico del mismo nivel que la versión animada (entre sus aspectos técnicos y al cariño de los fans)… un gran regalo para los fans de El Rey León.

No lo olvides, este remake también es una oportunidad para que aquellos que nunca se dieron la oportunidad de ver la película animada o para que las nuevas generaciones aprendan una gran lección: sin preocuparse es como hay que vivir… HAKUNA MATATA.