Adaptar una de las obras más importantes en la historia de los cómics no es cosa fácil y mucho menos cuando ésta incluye en sus hojas el origen de un villano emblemático, la entrega a la locura por parte del héroe y una escena que difícilmente será bien vista en los tiempos que vivimos. Ah, por si lo anterior fuera poco, la publicación en cuestión fue escrita por un Alan Moore en su mejor momento.

Para el Murciélago las opciones en contra de su principal enemigo se han terminado y todos los caminos parecen llevar al fatídico encuentro entre ambos. Mientras que el Príncipe del Crimen busca probar un punto: solo se necesita un mal día para entregarse a la locura. La Broma Mortal –como se ha titulado en México- narra la historia definitiva entre Batman y el Joker.

TKJ1

Si bien la idea general de la cinta parece sencilla, una vez que nos empezamos a sumergir en ella nos damos cuenta de lo poderosos que son los personajes en cuestión. The Killing Joke nos lleva por una serie de eventos llenos de dolor, tristeza y locura. No se trata de la simple pelea del bien y el mal o de una historia de Batman cualquiera. Estamos dentro del Joker, conocemos su pasado y entendemos la horrible visión que tiene el personaje del mundo.

Lamentablemente y a diferencia del cómic, la película busca llevarnos de la mano por un personaje relativamente nuevo en la trama. Sin entrar en spoilers, la presencia de Barbara Gordon (Batgirl) dentro de The Killing Joke es uno de los puntos clave para que la trama avance. Sin embargo, en el cómic se entiende su importancia por los años que el personaje lleva acompañando a Batman en las oscuras noches de Gotham City. No hay que explicar más sobre su relevancia o su papel en la Batfamily.

La aparición de Barbara en la versión animada parece cargar con un peso mayor que en su contraparte en papel. Desde un intento mal hecho por darle fuerza a uno de los personajes femeninos más reconocidos del cómic, hasta evidenciar de manera innecesaria su relación con Batman. La primera parte de The Killing Joke es protagonizada por la peor Batgirl de la historia; llena de problemas, frustraciones y que tira a la basura la fortaleza que tiene el personaje.

TKJ2

Simple: toda la historia de Batgirl pudo haber no estado dentro de la cinta y la aceptación por la misma hubiera sido más favorable. Dejando de lado las quejas estúpidas por la relación entre Batichica y Batman, es la forma tan débil en que se presenta a la heroína lo que termina por arruinar gran parte de la película. En especial cuando entendemos que la historia fue agregada para bajar de intensidad la “controversial” escena que ocurre después o explicarla o lo qué sea que intentaron hacer.

Por otro lado, básicamente The Killing Joke fue animada directamente desde el cómic escrito por Alan Moore. Secuencias, diálogos y ese sentimiento de nerviosismo por lo desconocido y la locura se reflejan de gran manera en la historia. La narrativa y los personajes ayudan a que nos sumerjamos en sus mentes, los entendamos y veamos sus acciones desde una perspectiva diferente. No es una pelea más, es una lucha por demostrar cuál de las dos locuras es la razón que puede vivir en ese mundo.

Para The Killing Joke el principal rival a vencer son las expectativas. Tomando en cuenta todo lo que incluye la obra es difícil que alguien salga cien por ciento satisfecho y es casi inevitable salir con ese sabor amargo que nos hace decir “es mejor el cómic”. Sin embargo, todos lo momentos que nos hicieron temblar en el cómic están ahí, con una animación increíble y actuaciones sobresalientes.

TKJ3

Sí, The Killing Joke se siente mejor en cómic, porque es más personal y nos adentramos mejor a los diálogos, pero no disfrutar de la animación es absurdo. Escuchar al Joker de Mark Hammil y su aterrorizante tristeza o la intimidante voz de Kevin Conroy, hacen de cada secuencia un verdadero deleite. Estamos ante el enfrentamiento que será referencia en futuras interpretaciones del Batman y el Joker. Una lucha en la que hay un ganador más allá de lo que alcanzamos a ver o escuchar y que a beneficio propio queda para nuestra interpretación.

TKJ