Dunkerque es la mejor película que hemos visto en 2017

El estilo de Christopher Nolan es la principal razón detrás del éxito de su cinematografía. Narrativa, manejo de tiempo y el desarrollo de personajes en situaciones adversas, son la clave en casi todas sus historias; unas cuantas dentro de las más importantes de los últimos años. Lo amas o lo odias. Pocas alternativas existen alrededor del actual hijo prodigo de Warner. ¿Es Dunkirk la cinta que pone a todo el mundo a su favor o la que le da el salto a la sobrevaloración?

Dunkerque (como se le conoce en México) no es una película que necesite explicar cada secuencia como ocurre en Inception o que recurre a una solución compleja como en Interstellar, por nombrar algunas de sus producciones más recientes. Sí, hay elementos típicos del director en la cinta; básicamente toda la historia tiene su sello personal, pero con un tratamiento más sencillo al estar inspirada en un hecho histórico. Es de nueva cuenta la narrativa lo que envuelve al espectador dentro de un escenario lleno de tensión e incertidumbre.

La Operación Dinamo es el hecho real que Christopher Nolan toma como base para Dunkirk. Dicho evento tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial luego de que los alemanes superaran a las tropas inglesas y francesas en la Batalla de Francia. La operación consistió en evacuar a más de 300,000 soldados de la ciudad francesa de Dunkerque por órdenes del Primer Ministro Británico en aquel momento, Winston Churchill.

En Dunkirk seguimos la misma trama en tres distintas perspectivas: tierra, mar y aire. En el muelle de Dunkerque nos encontramos con Tommy (Fionn Whitehead), un soldado inglés que busca la forma de escapar del campo de batalla tras haber sido superado por los alemanes. En el mar vemos la travesía de Peter (Tom Glynn-Carney) y su padre el Sr. Dawnson (Mark Rylance) como parte de los civiles que han sido encomendados para rescatar a los sobrevivientes del puerto francés. Y en el cielo tenemos a Farrier (Tom Hardy), piloto de un Spitfire de Inglaterra que debe sobrevolar Dunkerque para dar cobertura a las naves civiles que apoyan el rescate.

Si bien estamos ante una historia sencilla (en la que muchos podrían ya hasta conocer el final) son los elementos dentro de la narración lo que nos permite adentrarnos a las situaciones que enfrentan cada uno de los involucrados. La escasez de diálogos, el estruendoso sonido ambiental y la estructura de la historia juegan un papel tan importante como las actuaciones en el filme. Cada uno de los actores (sí, hasta Harry Styles de One Direction) logra transmitir el dolor de la derrota y el miedo a la incertidumbre que dan mayor fuerza a los acontecimientos.

Dunkirk parece no detenerse en ningún momento. Toda la cinta es un enorme grito por la supervivencia que al mismo tiempo se ahoga en la tensión de la audiencia. El frenesí de cada secuencia es solamente interrumpido por la dirección de los acontecimientos. Mientras las escenas se van complementando y descubrimos el hilo conductor de las acciones, quedamos impactados por el espectáculo visual y sonoro que el director dejo frente a nosotros.

Cada elemento de la producción hace que el resto tenga más valor en el producto final. La narrativa es impulsada por las actuaciones, mismas que se apoyan de los efectos especiales prácticos para dar el toque final a la fotografía, la banda sonora y los sonidos ambientales. Dunkirk es tan emocionante e intensa que nos abruma con su forma de contar los hechos. Recuperamos el aliento por algunos segundos para perdernos en los personajes y el ciclo se repite hasta que las luces se encienden.

Dunkirk termina entregando una producción que en momentos nos hace sentir en un documental, atrapados en un video de la época, con consecuencias reales y una enorme desolación en los protagonistas. Christopher Nolan deja en claro su posición en Hollywood con un relato que lo consolida como uno de los directores más grandes de todos los tiempos y una cinta con la misma importancia para la Segunda Guerra Mundial como Saving Private Ryan.