De PlayStation 2 a Nintendo 3DS, con toda la magia de la primera vez

Una franquicia de videojuegos que es un éxito abrumador en Japón, pero no termina de consolidarse en occidente es algo cada vez menos habitual, no obstante sigue sucediendo. El juego que hoy nos ocupa es el vivo ejemplo de esto, una saga que en el país del sol naciente es un fenómeno impresionante y en este lado del mundo no tiene tanta repercusión. Es el caso de Dragon Quest, una franquicia que goza de una popularidad tremenda en tierras niponas, pero que nunca se terminó de consolidar en occidente.

Precisamente vamos a darle un vistazo al título que empezó a darle notoriedad a esta IP que, en este lado del mundo, fue opacada por Final Fantasy en los años noventa. Por razones que no terminan de ser de mi total compresión, 3DS se convirtió, quizás junto a PlayStation Vita, en la consola para el rol japonés más clásico y sería la portátil de Nintendo la que recibiría el remake de Dragon Quest VIII: El periplo del Rey Maldito.

El regreso de un clásico

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Dragon Quest VIII: Journey of the Cursed King volvió hace un par de años con un remake para Nintendo 3DS, pero tardó un tiempo en llegar a éste lado del mundo y ahora finalmente lo tenemos entre nosotros y de entrada he de decir que la experiencia de jugarlo fue un calco de lo vivido allá por el año 2005, cuando jugué su versión original. Soy un fiel defensor de que el sistema de combate por turnos todavía tiene mucho que decir al respecto, además el JRPG es el género que siempre ha conseguido cautivarme de formas increíbles, pese a los fallos que son propios del mismo.

DQ VIII nos pone a vivir el trayecto del Rey Trode, quien desesperadamente busca una cura para la maldición que recae en él. En nuestro camino podremos reclutar a los tres personajes del juego original, pero dentro de las novedades de éste remake se incluye la posibilidad de incorporar dos miembros más a nuestro equipo. La historia está compuesta por una misión principal complementada con varias secundarias que, como de costumbre en este tipo de juegos, terminan opacando el objetivo central de nuestra travesía. El argumento del juego cuenta con un desarrollo que por momentos se siente demasiado lento, pero tiene puntos cumbres llenos de épica y que se quedarán grabados en nuestra mente.

Pequeños cambios

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En muchos sentidos el juego es un calco del aparecido en PlayStation 2, pero se toma la libertad de incorporar novedades interesantes. Nos permite, como dije antes, reclutar dos personajes nuevos a nuestro equipo; también se ha añadido un final alternativo al argumento del mismo y una nueva mazmorra a la cual accederemos luego de terminar por primera vez la aventura. A nivel mecánico, apenas se han modificado cosas; pero resulta muy agradable tener la posibilidad de acelerar los combates gracias a la pantalla táctil de la portátil; más allá de esto el cambio más representativo quizás sería el diseño de los menús. Pocos cambios, pero los justos para conservar la experiencia original intacta y a al vez darle un toque de frescura, en parte gracias a las posibilidades de la máquina.

El arte de la música

Si algo caracteriza al género es la espectacular banda sonora que siempre acompaña a los títulos y en este caso la música está a la altura, temas muy bien adaptados a cada situación y piezas que tienen un toque de emotividad que nos transmite las sensaciones que nuestros héroes viven. Por su parte, el apartado visual cuenta con el diseño de los personajes de Akira Toriyama y el diseño de los escenarios se siente correcto, nada especialmente destacado o puntero, pero sí muy funcional. El apartado técnico es muy similar al original, salvo las claras diferencias entre cada consola; pero todo funciona de forma correcta no es un portento técnico; pero hay que tomar en cuenta que es el remake de un juego de hace más de diez años hecho para una plataforma portátil.

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Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito es una bonita forma de revivir y disfrutar uno de los títulos más importantes del género. Todo amante del mismo debería probar esta experiencia o volver a deleitarse con ella. Fue el título que puso en el mapa occidental a una de las franquicias más importantes del rol japonés, cuenta una preciosa historia con un guión bien trabajado, aunque por momentos las cosas avanzan de forma demasiado lenta.

A nivel técnico se limita a funcionar y ya, no intenta nada más… y tampoco lo necesita. La música del juego es maravillosa y el apartado estético posee mucha calidad. Es cierto que no hay demasiadas novedades, eso puede parecer bien o mal, según la óptica de cada quien; en mi caso considero que los añadidos funcionan, pero me hubiese gustado algún retoque más o algún agregado que enriqueciera todavía más una ya muy sólida experiencia. Este juego está dedicado a los fans del rol nipón y si ese estilo de juego no es de tu agrado, este juego podría no ser para ti; pero creo firmemente que, como mínimo, se merece una oportunidad. 

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