Con cada entrega, Crusader Kings perfecciona la mecánica de llevarnos a los pies de los gobernantes de la edad media. Y aunque pudiera ser abrumador para los nuevos jugadores, para los veteranos es la evolución perfecta de los juegos de estrategia.

Dinastías

Crusader Kings III se basa en revivir las historias de los mayores gobernantes de la edad media en 2 épocas importantes: 867 d.C., cuando comenzó la invasión vikinga a Gran Bretaña; y 1066 d.C., con la última guerra entre estos y la corona inglesa para poco después convertirse al cristianismo. No importando cuál de las 2 épocas elijamos, tendremos como tope el año 1453, un poco más de 700 años para hacer y deshacer a nuestro gusto la época de los castillos.

Pero ¿Cómo un rey puede vivir 700 años? Como en las dinastías el poder se pasará de generación en generación por lo que algún familiar ocupará nuestro lugar. Por lo tanto, desde el principio de la partida conoceremos a nuestro sucesor, muchas veces el primogénito varón, quien será el próximo personaje jugable. Entonces únicamente nos tenemos que preocupar por tener algún familiar vivo para no terminar en game over.

Podremos escoger entre diferentes personajes dentro de toda Europa, Asia y África. Será nuestro deber mantener nuestra dinastía para ser recordados en los libros de historia o, en caso contrario, conformarnos con ser olvidados. Esto dependerá directamente de que camino tomemos como rey: Diplomacia, marcial, mayordomía, intriga y aprendizaje. Cada uno de estos caminos influirá en nuestra decisión y como nos percibe nuestro pueblo y los gobernantes extranjeros, teniendo que escoger uno para abrir el árbol de características que con los años y nuestras decisiones iremos sumando puntos para llenarlo, dándonos algunos extras que facilitaran nuestra historia.

Recursos y Fe

La manera de jugar Crusader Kings III es muy similar a todos los juegos de estrategia donde debemos de cuidar varios factores, principalmente recursos, fe, carisma y fuerzas armadas. La complejidad comienza cuando se integran cientos de variantes para poder obtenerlos, que van desde algo muy simple como incrementar los impuestos de alguna ciudadela o algo más complejo como pedir un préstamo de oro para hacer crecer la fe nuestro territorio y gastarlo en alguna otra cosa, por lo que cada decisión tendremos que meditarla y no tomarla a la ligera.

Cada una de nuestras acciones marcarán el destino de nuestro reinado y dictarán qué tipo de rey somos para los ojos ajenos.

Con cada decisión se nos concederán puntos negativos o positivos a nuestra persona que nos servirán a la hora de formar una alianza, declarar una guerra o tomar decisiones en nuestro pueblo. De esta manera, no solo debemos de concentrarnos en contar con oro suficiente para solventar gastos de guerra, también debemos considerar que nuestros vasallos apoyen nuestro plan de expansión y no tener una revuelta en medio del conflicto.

Otros factores que considerar son la cultura y la religión que rige sobre un territorio: por más recursos que tengamos y apoyo de nuestra gente para hacernos de un pedazo de tierra de otro reino, no olvidemos que hay pobladores viviendo ahí, por lo que al hacernos de ese territorio los habitantes pasarán a ser nuestros y si no son compatibles, recurrentemente tendremos problemas y ataques de su parte para poder independizarse.

No digo que la mejor idea sea no hacerlo, si no que nos costara más trabajo y tendremos que utilizar a nuestro evangelizador y mariscal para poder poner orden; y muchas veces la tarea es más difícil de lo que suena.

Juego de tronos

En Crusader Kings III contaremos con un consejo que nos apoyará con diversas tareas y podremos escoger de entre nuestro pueblo quiénes ocupan estos lugares. Esto dependerá mucho de lo que busquemos, ya que muchos pelearan estos puestos, aunque no cumplan las características, todo un juego de poderes.

Podremos decidir si es un poblador que cuenta con gran administración, o nuestro hijo iracundo sea el encargado de las finanzas de nuestro reino. Y como puedes suponer tomar alguna de estas decisiones puede traer conflictos en el futuro.

Estos lugares los podremos ir cambiando a nuestra consideración, algunas veces para generar en algún vasallo puntos positivos nosotros o evitar una guerra en nuestra propia familia. La buena noticia es que siempre podemos darles control sobre un condado de nuestro reino y calmar las aguas.

Luchar a capa y espada

Las luchas continúan con el sistema que ha funcionado en las anteriores entregas de Crusader Kings III. Primero revisaremos qué tan factible es ir a la guerra comenzando por el tamaño de nuestro ejército en comparación con el enemigo: no olvidemos que muchas veces podemos tener filas más grandes, pero pueden influir otros aspectos a la hora de enfrentarnos, como la calidad de las tropas, los aliados, el líder de batalla y los caballeros que te acompañan.

Como segunda opción podemos contratar a grupos de mercenarios que dependiendo de su capacidad de armas será el costo que tendrán, se podrán contratar por una cantidad determinada de años y claro nos generara un gasto extra por el tiempo que dure la guerra.

Debemos de cuidar los viajes y rutas que hacemos. De ser nosotros el ejército intruso, muchas zonas del mapa nos causarán bajas que podrían afectar si nos encontramos con algún otro ejército en mal momento.

Una vez que dominamos la estrategia de batalla, la finalidad será llegar al 100% de objetivos de guerra para poder hacer que nuestro contrincante cumpla nuestras exigencias, de la misma manera en nuestra contra podremos cumplir las exigencias para detener el derramamiento de sangre, que puede ser entregar una porción de territorio o entregar oro.

Cánticos gregorianos

Comparado con las entregas anteriores, Crusader Kings III se ve gráficamente muy bien y cuenta con un encanto en su mapa. Los relieves que presenta cada territorio están expresados de la manera más correcta posible.

Veremos el pasar de los años de los personajes, algunos desde su nacimiento hasta la tumba; quienes además cuentan con algunas animaciones que los hacen sentir más vivos y entender si algo los agobia o los tiene felices.

Con respecto a la música, Crusader Kings III sigue sacando una buena nota, con melodías en un nivel correcto que dependerán de lo que estemos haciendo para su interacción. Si comenzamos una guerra, la música subirá un poco de volumen y nos invitará a la acción; si estamos solamente esperando a que pasen los años serán notas ligeras que nos remontarán a la época.

Cada partida que probemos tendrá sus características únicas. Aunque podemos intentar el mismo resultado repitiendo cada uno de nuestros movimientos, gracias a las infinitas posibilidades, cada partida será única e irrepetible.

Paradox entiende lo que sus fanáticos quieren para sus juegos de estrategia, no es por nada que su fuerte sea este género. Considerando la entrega base y los próximos DLCs, Crusader Kings III es una grata experiencia para los amantes de los videojuegos bélicos.

Como lo mencioné al principio, Crusader Kings III no es para todos. Si es tu primer acercamiento a este tipo de juegos te recomiendo buscar algunos tutoriales, ya que la entrada a este universo puede estar llena de mucha información. Te recomendaría familiarizarte primero con algunos otros títulos para aprender un poco y posteriormente regresar a este.

Pros:

+ Sensación de toma de decisiones magistral.

+ Cientos de variantes al repetir las dinastías.

+ Contenido completo de salida.

+ Perfecto para los amantes de la historia.

+ Infinitas posibilidades en cada partida.

Contras:

– Poco intuitivo.

– Complejo para principiantes.