Primeramente manifiesto mis felicitaciones a Nintendo por un siglo y cuarto de creación, innovación, desarrollo y visión videolúdica. Esta industria no sería lo mismo sin ustedes, les agradezco mucho como seguidor de la gran N y del arte interactivo en general.

 

Fundada por un tal Fusajiro Yamauchi en 1889, la empresa se dedicó inicialmente a la fabricación un juego de cartas llamadas Hanafuda muy populares en Japón. Todo iba viento en popa hasta mediados del siglo pasado cuando el negocio comenzó a mostrar signos de «call of dutyzarse» (ejem, agotarse), a lo que Yamauchi decidió explorar nuevos modelos de negocio. Así pues en 1959 llegaron a un acuerdo con Disney para usar la imagen de sus ya ultra populares personajes en las cartas Hanafuna, este acuerdo supuso un revulsivo al decadente negocio de las cartas aunque no impidió su extinción pero si tuvo otras consecuencias fundamentales en el camino que seguiría la compañía.

 

Poco después se convirtieron en un juguetera tradicional para finalmente dar el salto definitivo al por entonces naciente mercado de los juegos electrónicos en la década de los 70’s. Estos 10 años (desde el acuerdo con Disney hasta el ingreso a los videojuegos) resulto fundamental para consolidación de la nueva identidad de la compañía. Nintendo asumió su rol como desarrolladora de juguetes cualquiera sea su soporte y apunto directamente a un mercado infantil-juvenil desde la mitad de su vida empresarial, en un momento crucial cuando debían renovarse. Aquí podemos hallar una explicación a esa aura infantil que rodea a la empresa, no es nada más que se empeñen a reafirmarla, es que forma parte de su identidad desde hace casi 50 años.

 

Quizá parte del éxito de Donkey Kong, Super Mario Bros y las demas joyas que Nintendo acuño en sus años de gloria, se deben justamente a que entendían perfectamente que el fin máximo de los juegos electrónicos era en un principio divertir como lo haría cualquier juguete real. Mario, Kirby, Ice Climbers y demas personajes desenfadados deben su concepción a esta manera de entender los videojuegos, que en ese momento (años 80) funciono muy bien como norte de la industria y tuvo gran auge comercial gracias a la innovación que represento a un mercado tan pasivo como el de los juguetes. La gran N entonces forjo el funcionamiento comercial del videojuego.

 

El tiempo paso, muchas cosas cambiaron y Nintendo permanece inmutable como un vestigio de lo que alguna vez fue. Hoy en día el debate sobre el objeto de los videojuegos (que ya hasta el nombre resulta anticuado) esta encendido. Ya no basta con entretener por entretener o divertir por sentir placer, no es solo tiempo de esparcimiento u ocio, el entretenimiento videolúdico comienza a proyectarse claramente al quehacer artístico, ahora se quiere reflexionar, mostrar e indagar al mismo tiempo que se entretiene, se quiere transmitir mensajes profundos, inmortalizados en obras eternas como lo hace el buen arte o más específicamente como lo hace el buen cine. Ahora hay The Last of Us, Dark Souls, ICO, Journey, Papers Plaese! Stanley Parade, entre muchas otras.

A Nintendo le ha costado de sobre manera adaptarse a estas nuevas tendencias porque sigue manteniendo impasible que los videojuegos lo único que hacen es divertir y nada más. La mayoría de sus obras cuentan con gran calidad porque todos los engranajes funcionan a la perfección para cumplir ese objetivo. La mejor prueba de ello es el nulo interés que sigue existiendo por estructurar una historia en condiciones, el argumento no es nada más una mera justificación de lo que se hace en pantalla, es que a través de él, en conjunto con las mecánicas se puede hablar, decir, transmitir o expresar. No me malinterpreten no es que no puedan producir verdaderas poesías audiovisuales, allí están la saga Zelda o Mario Galaxy para atestiguarlo, pero siguen muy lejos de explorar temas adultos (que no son solo tetas y disparos) en verdadera profundidad.

 

He crecido Nintendo, ya no te amo tanto como antes porque no siento que hayas crecido conmigo. Me sigue gustando Zelda sí, pero me gusta casi por añoranza a la nostalgia o mero acto de inercia porque aunque se ha adaptado relativamente bien a los últimos tiempos no ha crecido en sus entrañas, sigue siendo el mismo viaje épico-poético del héroe medieval, sin atreverse nunca a explotar nuevas matices. No te pido que abandones tu naturaleza y te vuelques a copiar otros estilos, te pido simplemente que flexibilices un poco esa rígida filosofía empresarial y ejecutes los cambios necesarios, que nadie es niño para siempre.

 

Referencia:

http://www.meristation.com/nintendo-ds/reportaje/nintendo-especial-125%C2%BA-aniversario/2010365/59?0=&p=1