Entre todo lo malo que podemos decir de Batman v Superman rescatamos el hecho de que la película tiene una personalidad única en el género de superhéroes. No es una cinta brillante, aunque tenía los elementos para serlo, simplemente es un espectáculo visual impresionante, como si solo vieras el arte de los cómics sin poner atención a los globos diálogo. Y aún así conservaba un estilo interesante… hasta cierto punto.

Con Justice League esa personalidad se queda en el olvido, simplemente no existe un elemento que te haga sentir el filme como algo único o dentro de la construcción del DCEU. Zack Snyder y Joss Whedon son probablemente los dos polos opuestos de las películas inspiradas en cómics, incluso por encima de lo hecho por Christopher Nolan en la trilogía de The Dark Knight. Y esa diferencia de ideas se nota de manera grotesca en la película.

Justice League nos coloca prácticamente un año después de los acontecimientos que vimos en Batman v Superman y unos cuantos días delante de lo visto en Wonder Woman. Tras la muerte de Kal-El tres dispositivos alienígenas conocidos como Mother Box se activaron de la nada como una especie de llamado a Steppenwolf, uno de los principales generales de guerra en Apokolips y responsable de llevar la destrucción a los mundos donde la oscuridad ha prevalecido.

Batman es el primero en percatarse del poder que rodea a estos dispositivos y el único con suficientes conocimientos para reunir a toda una liga de seres extraordinarios para frenar la posible invasión. En poco tiempo el Caballero de la Noche se verá rodeado por Aquaman, Flash, Cyborg y Wonder Woman, quienes de un modo u otro se han visto involucrados entre las consecuencias causadas por las Cajas Madre. Y créanme, hasta ahí no hay ningún problema.

SPOILERS

No acostumbramos a hacer reseñas con spoilers en Joystick Cloud, pero creo que es importante señalar un punto más que evidente. De nueva cuenta… SPOILERS.

Una vez que los héroes de DC Cómics coinciden en que deben luchar juntos para frenar las acciones de Steppenwolf, la solución de una de las personas más inteligentes de DC Cómics es: revivir a Superman. Después de lo acontecido en la cinta anterior, Bruce Wayne cree que la manera más efectiva de lidiar con una amenaza extraterrestre es imponer su autoridad y confiar en un intelecto que no le sirvió para darse cuenta de que había sido manipulado por Luthor un año antes.

Tras dicho evento la película deja ir una construcción aceptable de personajes y situaciones en favor de una batalla final apenas interesante y que depende hasta el último momento (de forma heroica eso sí) del elemento que recuperaron. Existen mil razones para justificar las decisiones, probablemente, pero tiene la misma resolución superficial del “Martha” en Dawn of Justice. Además, no solo cambia la estructura de la historia, sino el humor y la dinámica entre el equipo.

El cambio de Snyder a Whedon es poco estructurado, forzado para encajar en una nueva forma de contar historias, pero sin elementos que lo distingan de la competencia.

La primera parte de la cinta tiene el sello de Zack Snyder en cada toma larga que evoca a un personaje y su entorno, el humor en forma de sarcasmo y las secuencias de acción en cámara lenta. Mientras que la segunda mitad pierde la seriedad por un humor forzado, personajes en situaciones divertidas y repetitivas y un evidente contraste con lo mostrado en la primera hora, siendo quizá culpa de Joss Whedon la peor parte de la cinta. Y de nueva cuenta queda un vació argumental sobre el por qué algunas acciones desencadenaron en favor de los héroes y no de forma en que la trama tuviera un poco más de significado.

Por momentos se logran identificar elementos brillantes, con guiños increíbles a la mitología de DC Cómics e incluso al universo cinematográfico que construyen desde Man of Steel. Características que aparecen como una consecuencia de nuestro cariño por los personajes y la historia que pretenden mostrar, pero que se pierden cuando la siguiente escena intenta repetir el mismo gag de hace unos segundos.

Flash y Aquaman se adaptan al cien por ciento a la fórmula de Whedon con un humor que no busca esconderse y escenas entretenidas. Cyborg y Wonder Woman tienen más drama en sus historias y entiendes la razón de sus acciones, así como el por qué desean permanecer ocultos. En el caso de Superman no vamos a dar detalles, pero se agradece la transformación… más no el cómo llegó ahí. Y Batman está atrapado entre ambos directores sin ningún tipo de conclusión, lo que nos hace pensar que un tercer Batman podría llegar con Matt Reeves.

Y los personajes secundarios son apenas un cameo extendido, lo que se agradece a la hora de condensar la historia, pero nada más en ese sentido. Justice League será definitivamente la base de las historias individuales de estos personajes, pero no logra que como equipo sientas afinidad por su unión o separación, al menos no en este primer intento. El cambio de Snyder a Whedon es poco estructurado, forzado para encajar en una nueva forma de contar historias, pero sin elementos que lo distingan de la competencia.

Definitivamente nos encontramos ante una producción accidentada que cambió de director, guionista, banda sonora y que repitió muchos de los errores de su universo. Sin embargo, es un cambio importante sobre lo que será el futuro de DC Cómics en el cine. El potencial de la Liga de la Justicia está en las más de dos horas de cinta, pero se nota en la escena post-créditos final que no saben como aprovechar ese potencial.