Octopath Traveler fue una bocanada de aire fresco para todos los fanáticos de los JRPGs, pues ofreció tanto un estilo visual como un hilo narrativo bastante únicos para esta época. No obstante, es cierto que la entrega también tuvo sus críticas.

Hoy, tenemos en nuestras manos la esperada secuela, Octopath Traveler II, y aunque no soluciona absolutamente todos los problemas de la franquicia, sí representa un salto importante en cuanto a escala y calidad.

Ocho historias

Como su nombre lo indica, Octopath Traveler II es un juego que trata de 8 viajeros que tienen sus propios caminos pero que por azares del destino se cruzan entre sí y se acompañan. Esta también era la premisa de la primera entrega, aunque me alegra decir que en este caso las historias de cada uno de estos personajes parecen más profundas y variadas, y también tienen diálogos y guion mejor ejecutados. Para iniciar debes elegir a uno de estos personajes, y después de experimentar su capítulo inicial, eres libre de explorar el mundo y empezar a conocer a los demás protagonistas y añadirlos a tu equipo. Cada que encuentras a un personaje nuevo, tienes la opción de ver su capítulo inicial o esperar y verlo más tarde, lo que suma aún más a un elemento de libertad del que hablaré más adelante.

Entre los personajes tenemos al erudito Osvald, quien es traicionado por un compañero, acusado de asesinar a su familia y encarcelado por 5 años. También está Ochette, una joven salvaje, que debe encontrar a 3 bestias míticas para salvar a su isla natal de una calamidad destructiva. Themenos es un clérigo que debe resolver el misterioso asesinato de una importante figura religiosa. Y Throné es una asesina que forma parte de un grupo nada amigable y que quiere destruir todo a su alrededor para finalmente ser libre. Hay un buen balance entre historias alegres y oscuras y todas tienen al menos un ligero gancho que te empuja a querer saber qué pasa después con cada uno de los protagonistas, a saber si cumplen su sueño. En general, la calidad de estas historias es superior a la de Octopath Traveler, lo cual se ve acentuado por el estelar trabajo de voz que ahora está presente en prácticamente cualquier diálogo significativo.

Una de las más grandes críticas de Octopath Traveler I es que las historias de los 8 viajeros siempre se sintieron inconexas y nunca pareció que eran realmente un equipo. Octopath Traveler II sí soluciona un poco este tema, aunque no completamente. Por ejemplo, ahora los personajes tienen algunas líneas narrativas cruzadas, que permiten que interactúen de manera más directa y que ofrece más desarrollo de personaje, más allá de las historias principales. Asimismo, ahora hay algunos diálogos en batalla con los que se referencian unos a otros, para demostrar de mejor manera que están viajando en equipo. Y evidentemente, el final ata todas las historias de cierta manera. No obstante, nos quedamos esperando una vez más esa grandiosa aventura de amistad y compañerismo que une a 8 desconocidos y los convierte en una familia. No estoy seguro de que ese fuera el plan de Team Asano alguna vez cuando anunció esta saga, pero ciertamente era lo que muchos fanáticos esperaban.

El mundo de Solistia

En cuanto a jugabilidad, Octopath Traveler II expande en menor o mayor medida las bases colocadas por su antecesor. Una vez que terminas un capítulo, tienes libertad de explorar el continente de Solistia a tus anchas: puedes abordar el siguiente capítulo de algún personaje, buscar o resolver misiones secundarias, entrenar para subir de nivel, buscar jefes o equipo secreto y más. Incluso, puedes meterte a áreas en las que no deberías de estar, aunque seguramente te destruirán en segundos. Es agradable que un juego que está tan inspirado en viejos títulos de los 90 entienda que hoy día a muchos jugadores no les gusta estar atados en ningún momento.

Una nueva mecánica añadida en Octopath Traveler II es el del ciclo día/noche. Ahora, tienes el poder de controlar la hora del día con un solo toque. Es importante mencionar que esto es más que un cambio estético, pues hay muchos elementos que entran en juego. Por ejemplo, hay algunos personajes que solo aparecen en la mañana, mientras que los enemigos son más poderosos durante la mañana, aunque otorgan más experiencia. De igual manera, las habilidades de los personajes, tanto dentro como fuera de la batalla, cambian según la hora del día.

Cada personaje tiene 2 acciones o habilidades que puede usar fuera de batalla y que dependen de si es día o noche, las cuales ayudan a obtener artículos o resolver misiones. Por ejemplo, Throné, la asesina, puede robar a la gente en el día sin que se den cuenta, mientras que en la noche puede noquear gente. Partitio, un mercader, puede comprar artículos a personas en el día, o reclutarlas para pelear en la noche. Temenos puede guiar gente en el día, o luchar con ellos mentalmente en la noche para obtener información. Todas las habilidades son útiles, aunque también es cierto que hay cierta superposición, habilidades que hacen básicamente lo mismo que las de otros. Supongo que esto fue intencional, para que siempre puedas tener a la mano un equipo con habilidades balanceadas.

Lamentablemente, a pesar de que el continente de Solistia es hermoso, la exploración es bastante básica. El movimiento es limitado, pues cada pantalla tiene un camino definido hacia alguna dirección cardinal y si acaso uno que otro camino secreto para encontrar cofres con equipo o alguna otra cosa. El diseño de niveles ya era bastante básico en la primera entrega y aquí la cosa no cambia mucho.

Al calor del combate

El combate era la parte más divertida y entretenida de Octopath Traveler y ahora en su secuela también. Estamos hablando de un juego RPG por turnos, pero que tiene una cantidad de opciones y movimientos muy variada, por lo que siempre hay algo que hacer. Por supuesto, cada personaje tiene las habilidades que va a aprendiendo según su clase, además de habilidades pasivas que se van aprendiendo poco a poco. Pero también hay trabajos o clases secundarias (las cuales tienes que descubrir y adquirir explorando el mundo), para que puedas darle opciones de cobertura o especialización a cada uno.

Aunado a esto está el sistema de energía: cada turno, cada personaje obtiene un punto de energía, que puede usar para aumentar el poder de sus ataques, o guardarlo para después mejorar sus ataques en varios niveles. También, por supuesto, están las debilidades de los enemigos, las cuales hay que descubrir y explotar para romperlos en el turno oportuno, haciéndolos que cancelen su ataque y más vulnerables a daño por un turno. Y claro, todos los personajes tienen talentos especiales que ayudan en combate: por ejemplo, Ochette puede capturar animales y usarlos para atacar en una pelea y Osvald puede adivinar una de las debilidades de un enemigo simplemente por iniciar un enfrentamiento.

Finalmente, la gran adición de Octopath Traveler II en términos de combate es el de los poderes latentes, una especie de habilidad definitiva de cada personaje que se empieza a cargar a medida que recibe o realiza daño. Éstas son habilidades extremadamente poderosas que se usan un turno y que pueden voltear completamente una pelea que parecía perdida. Por ejemplo, Throné puede atacar 2 veces, Castti, la apotecaria, puede hacer pociones y brebajes sin usar materiales, y Osvald puede concentrar el poder de un ataque multiobjetivo para hacer daño mayúsculo a uno solo.

Así pues, el modus operandi es básicamente ir bajando los puntos de defensa de los oponentes estratégicamente, para romperlos en el momento preciso en el que la mayoría de tus personajes puedan usar sus habilidades con varios puntos de energía y lanzar ataques devastadores. Aunque tantas opciones pueden parecer abrumadoras en un inicio, la realidad es que es un sistema bastante amigable y entretenido, que te mantendrá al filo del asiento. Ah, porque es verdad: Octopath Traveler II no es un juego sencillo, y si no sabes qué utilizar en qué momento, definitivamente perderás una y otra vez. Sí tienes que pensar.

Lo hermoso de lo retro

Aunque a estas alturas ya pueda sonar repetitivo, la realidad es que los estudios de Square Enix se superan cada vez más con su estilo gráfico HD-2D. Octopath Traveler ya era precioso, pero fue superado por Live-A-Live. Y ahora, Live-A-Live fue superado por Octopath Traveler II. Cada vez, la iluminación, las físicas del agua y la calidad de las texturas es mayor, lo cual contrasta de manera perfecta con el diseño inspirado en 16 bits. Ahora, la cosa se pone aún mejor, porque Team Asano incluso está utilizando un estilo visual más cinematográfico, con paneos de cámara o zooms para otorgarle más dinamismo a cada toma.

Todo este gran paquete visual está extremadamente bien complementado por una excelsa banda sonora orquestral, que tiene una gran cantidad de variantes según lo que pasa en pantalla, si hay combate o no, quién está hablando, qué sentimiento se quiere transmitir, o incluso si es de día o de noche. Si hay algo que siempre hacen bien los estudios de Square Enix es la música y aquí, una vez más, se cumple con creces.

Familiar pero mejor

Es cierto que Octopath Traveler II no revoluciona la franquicia. Sí, seguimos hablando de un juego inspirado en ese estilo de los 90s en el que las historias eran más sencillas y el combate era por turnos. Sin embargo, esta es una gran secuela que se enfocó en mejorar muchos de los aspectos que la gente criticó de la primera entrega: hay más relación entre personajes, el combate y las habilidades son más variados y en general hay mucho más que hacer – de hecho, la aventura te puede tomar de 50 a 80 horas. Si no te gustó Octopath Traveler, es poco probable que esta secuela te haga cambiar de parecer; pero si quedaste maravillado por esa aventura retromoderna, Octopath Traveler II se siente familiar… pero mejor.

Pros:

+ Las historias son mejores y los personajes se sienten más relacionados

+ Las habilidades y el combate están expandidos, hay más variedad

+ El estilo audiovisual 2D-HD y la música orquestral son perfectos

Contras:

– Sigue sin haber una conexión total del equipo o sus historias

– La exploración sigue siendo bastante sosa