Tras un par de años desde el lanzamiento de Doom Eternal, este 15 de mayo llega Doom: The Dark Ages, la tercera parte del reinicio iniciado con Doom (2016). Sin embargo, se presenta como precuela directa de los dos títulos anteriores, llevándonos a un pasado lejano para desentrañar el origen de quien se convertirá en el todopoderoso Doom Slayer.

El legado que John Romero y John Carmack forjaron hace décadas con los primeros Doom continúa siendo un pilar fundamental de los shooters en primera persona. Ahora, de la mano de id Software, el acero y la sangre convergen para ofrecernos Doom: The Dark Ages en PlayStation 5, PC y Xbox Series X/S, una entrega que mezcla la esencia clásica de la franquicia con un poderoso aire medieval. Esta precuela expande el universo de Doom al situarnos en un pasado remoto, explorando el surgimiento de lo que más adelante será el guerrero al que el infierno tanto teme.

La historia que forjó el terror de los demonios

“En la era del fuego y la destrucción, cuando las legiones del infierno pusieron un pie por primera vez en Argent D’Nur, alguien más llegó… un forastero que abrió su camino dejando tras de sí un reguero de sangre, pues los demonios no pudieron escapar de su furia. Los Centinelas de la Noche, derrotados y desesperados, vieron al Slayer como un arma. Sus dioses, siempre vigilantes, lo consideraron algo más. Le otorgaron fuerza y velocidad sobrehumanas… Un don cautivo de su voluntad…”

Así arranca esta nueva aventura. En lugar de desarrollarse en Marte o la Tierra, la acción se ubica en Argent D’Nur, un mundo remoto donde encarnamos a un personaje que, en un futuro distante, se convertirá en el legendario Doom Slayer. La historia detalla cómo se formó el implacable héroe que ya conocemos, y nos sumerge en una guerra donde se une la magia, la tecnología y una ambientación medieval. Aunque introduce un giro novedoso, la atmósfera se mantiene fiel a la brutalidad y el frenesí distintivos de la saga.

No es tarea fácil innovar en una franquicia tan consolidada, pero la apuesta de id Software ha resultado más que acertada. Al igual que mezclar lo dulce y lo salado, esta atmósfera medieval y tecnológica podría sonar extraña, pero acaba siendo impresionante. El combate es ligeramente más pausado que en los otros Doom, sin perder la agresividad característica, se enfoca en combate cuerpo a cuerpo y enfrentamientos terrestres, siempre con la adrenalina frenética que define a Doom.

En las últimas entregas, la narrativa ha cobrado mayor relevancia. Doom: The Dark Ages trae una trama sencilla, pero eficaz para profundizar en los orígenes del Doom Slayer. Las cinemáticas están muy bien logradas y se enriquecen con las entradas del códice que recolectamos al explorar los niveles. La campaña consta de 22 capítulos y ronda las 25 horas de juego, pudiendo extenderse al completar misiones opcionales y resolver acertijos que recompensan con recursos, mejoras y páginas de códice. Lamentablemente este enfoque en la historia no es gratis, ya que algo que muchos extrañaremos es el modo multijugador, que en esta entrega no viene presente.

Un Skyrim en el infierno

Doom: The Dark Ages adopta un fuerte estilo gótico en sus ciudades y escenarios, sustituyendo las bases espaciales habituales por locaciones medievales repletas de magia y tecnología. La orden de los Caballeros de la Noche lucha contra las fuerzas del Infierno en un entorno inédito para la saga. Esta mezcla refresca la franquicia y atraerá tanto a los jugadores más veteranos como a quienes se adentran por primera vez en Doom.

Uno de los aspectos estelares es el nuevo Escudo sierra, arma principal que introduce un estilo de combate más táctico. Resulta vital bloquear y contraatacar, aunque el escudo también puede desplegarse como sierra para despedazar demonios, impulsarnos rápidamente y hasta lanzarlo como un búmeran, tal cual al estilo Capitán América. La acción se siente algo más pesada que en Doom Eternal, pero el dinamismo y la ferocidad se mantienen.

El combate cuerpo a cuerpo se enriquece con tres nuevas armas: los Guanteletes de poder, perfectos para triturar enemigos a puñetazos; el Mangual, ideal para despedazar y arrancar extremidades; y el Mazo del Terror, una herramienta esencial para aplastar cráneos demoníacos. Al aniquilar enemigos con estas armas, generamos munición para el arsenal de largo alcance. Las armas van desde ametralladoras de clavos hasta rayos láser, todos con un sutil matiz rústico o mágico que armoniza con la estética tecno-medieval. Cada una puede mejorarse y personalizarse o incluso equipar runas, incentivando la exploración y el farmeo de recursos.

Violencia, carne y mucho metal

La banda sonora cumple con creces al ofrecer un ambiente visceral y cargado de adrenalina, con guitarras pesadas y ritmos industriales tan inherentes a la saga Doom. Aunque no supera por completo a bandas sonoras anteriores, su potencia y capacidad inmersiva son innegables. Eso sí, no dejamos de extrañar al gran compositor Mick Gordon a la hora de destrozar y desgarrar. En lo técnico, el juego corre sobre el motor idTech 8 con buen rendimiento, incluso ante grandes hordas de enemigos. Las texturas, la iluminación y las sombras están a la altura de la nueva generación.

Como novedad, Doom: The Dark Ages incluye secciones donde los jugadores pueden pilotar unidades especiales que modifican la jugabilidad. Destaca el Atlan, un meca humanoide al estilo Evangelion, ideal para enfrentarse a demonios gigantes y destruir el entorno. También está el Cyber Dragon, un dragón montable para volar por el mapa y librar combates aéreos rápidos. Estas fases ofrecen un respiro dentro de la intensa acción a pie sin restar diversión al conjunto.

Por cierto, Doom: The Dark Ages ofrece una configuración de accesibilidad muy completa, permitiendo ajustar la dificultad y otros detalles para adaptarse a distintos tipos de jugadores. Desde opciones estándar hasta parámetros avanzados que regulan la velocidad del juego, el daño recibido y las ventanas de tiempo para esquivar, la variedad está pensada tanto para novatos como para veteranos que buscan desafíos extremos o partidas más accesibles sin perder la adrenalina.

Pero entonces ¿Vale la pena?

En pocas palabras, Doom: The Dark Ages logra perfeccionar y ampliar la fórmula de sus predecesores, ofreciendo una experiencia balanceada que innova en su atmósfera sin sacrificar la esencia que hizo mítica a la saga. Aunque los jugadores más veteranos puedan extrañar la velocidad vertiginosa y los combates verticales de Doom Eternal, la propuesta medieval-tecnológica encaja sorprendentemente bien y entrega una de las experiencias más completas de la franquicia.

Si buscas un shooter en primera persona que combine violencia desenfrenada, mundos góticos, mecas, dragones, demonios y la brutalidad inconfundible de Doom, The Dark Ages es una opción imperdible. Esta precuela no solo nutre la historia del Slayer, sino que demuestra la capacidad de la saga para reinventarse y continuar en la cima de los FPS.

¡Prepárate para desatar el caos y la sangre en Argent D’Nur!

Pros

+ El mayor enfoque en la trama hace que sea la mejor historia de la saga.

+ La nueva estética gótica medieval es increíble.

+ Gran variedad de armas y progresión mejorada.

+ Unidades que podemos pilotear

+ Amplias opciones de dificultad y accesibilidad.

Contras

– La música aunque cumple, no es la mejor.

– Falta de modo multijugador.