Tú, que como una cuchilla

en mi corazón quejumbroso entraste;

tú, que tan brava como una manada

de demonios, enloquecida y adornada, llegaste

 

de mi espíritu humillado

a hacer tu lecho y tu dominio;

infame a quien estoy ligado

como el forzado a la cadena,

 

como el juego al jugador obstinado,

como el ebrio a la botella,

como a los gusanos a la carroña,

¡maldita, maldita seas!

 

Fragmento del poema “El Vampiro” del libro Las Flores del Mal de Charles Baudelaire.

Puede que muchos se estén preguntando la razón detrás de que haya comenzado esta reseña con un fragmento de unos de los poemas de Charles Baudelaire recopilados en su libro Las Flores del Mal. Para quienes hayan disfrutado de la obra de From Software en su lanzamiento original el año pasado, seguramente conocerán la respuesta. Pero para quienes no, permítanme explicarlo: Tanto Dark Souls II como la obra de Baudelaire nos transportan a mundos decadentes, en donde la muerte y las fuerzas macabras prevalecen dentro y fuera de nuestros protagonistas. Son viajes en donde eres arrastrado hasta las entrañas del infierno, y que, al igual que obrar por el mal, resulta una experiencia tan placentera como autodestructiva.

 

Arribar a la renovada Drangleic expuesta en Scholar of the First Sin es cuestión de júbilo. No sólo tenemos la posibilidad de revivir uno de los más extraordinarios videojuegos que nos dejó la pasada generación de consola, el equipo de From Software ha puesto toda la carne al asador para ofrecernos una aventura memorable, con un nuevo apartado audiovisual que le sienta de maravilla, un esquema jugable perfeccionado y un universo aumentado y corregido.

 

Dark Souls II: Scholar of the First Sin es una remasterización imprescindible para todos los poseedores de un PlayStation 4 o Xbox One, con los suficientes ajustes y añadidos como para justificar el regreso de los jugadores más veteranos a este mundo de pesadilla.

 

Morir y resucitar en el infierno

El argumento de Dark Souls II nos pone en la piel de un ser no muerto, el cual viaja hasta el oscuro reino de Drangleic con el objetivo de conocer la verdad detrás de nuestro propio pasado. El personaje carece de diálogo y opinión en relación a las temibles circunstancias que se verá afectado, completamente inexpresivo, no es más que sólo una existencia. Una corteza que guarda a aquel que toma el control durante la sesión.

 

A pesar de su falta de personalidad, el protagonista gozará de una alta gama de personalización desde su vestimenta hasta el moldeado del rostro, para que el usuario eventualmente lo bautice con un nombre propio, así como para otorgarle un sinfín de habilidades y accesorios que definirán posteriormente sus virtudes a la hora de sobrevivir y pelear.

 

El guion del título transcurre tal y como la recordamos en su lanzamiento original: Brutal, intenso, cautivador y muy largo. Recordando que Scholar of the First Sin incluye las tres expansiones puestas a la venta desde la salida de Dark Souls II: Crown of the Sunken King, Crown of the Old Iron King y Crown of the Ivory Kin. En total, el paquete ofrece un tiempo de juego cercano a las 100 horas. Toda una aventura en donde a pesar de la insana dificultad esta nunca deja de ser divertida y desafiante.

 

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En cuanto a los logros gráficos, aunque la obra de From Software nunca buscó ser potencia en cuanto a su calidad visual, la verdad es que Dark Souls II se ve precioso en las nuevas consolas de Sony y Microsoft. Los ligeros detalles agregados a los escenarios como efectos de luz, rasgos de personajes, armas y monstruos, así como partículas consiguen hacer que Drangleic y sus habitantes se vean mucho más aterradores e imponentes.

 

Gracias a la resolución 1080p y 60 cuadros por segundo con los que corre el título, hacen de la experiencia una auténtica delicia. A pesar de la inmensidad de ciertos enemigos e intensidad de algunos encuentros, este apartado se consolida de manera excepcional, teniendo ninguna caída o fallo. El desplazamiento de los personajes e interacción con elementos del escenario transcurre de forma nítida y suave para el ojo del espectador.

 

Mención muy especial se la lleva el trabajo realizado en el apartado sonoro de Scholar of the First Sin. Principalmente la banda sonora, ya que las partituras de Matoi Sakuraba y Yuka Kitamura resultan siendo una combinación que transmite temor hacia lo que podamos encontrarnos dentro de este universo de pesadilla. Hay melodías con una fuerza increíble para potencializar momentos claves dentro de la trama, dándole a nuestra sesión la impresión de estar envuelto ante un suceso de proporciones épicas. Nada mal teniendo en cuenta el contexto donde se desarrolla Dark Souls II: Un mundo entre lo terrenal y lo sobrenatural.

 

El incontable número de monstruos, demonios y demás seres que encontraremos en nuestro camino, han recibido en esta remasterización una recalibración en cuanto a su dificultad. Algún resultan ser más sencillos de vencer en comparación a la versión original del título, mientras que otros conservarán su dureza o incluso esta se verá multiplicada. La variedad de estos personajes es abrumadora, a la altura del mundo propuesto en Drangleic. Si eres veterano del juego, te encontrarás con la sorpresa de que muchos de estas bestias estarán posicionadas en diferentes zonas, lo cual agrega frescura al título, además de que cambia por completo la manera en que se logra salir victorioso en algún segmento.

 

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Como mencionaba párrafos anteriores, Scholar of th First Sin no sobresale por u renovado apartado gráfico o su sobresaliente dirección artística, lo que ha hecho triunfar a la saga Souls y que prevalece en esta remasterización, vuelve a ser la jugabilidad formulada por From Software. Controlar al no muerto reflejará al usuario cómo este lo ha preparado para encarar el infierno. Será pesado o hábil dependerá de los atributos y equipamientos que este le conceda a su personaje, sin mencionar que el estilo de pelea de cada usuario determinará en gran medida el accionar de su contraparte en Dark Souls II.

 

Enfrentar a los adversarios podría ser considerado como una acción suicida donde los movimientos lentos y torpes del personaje podrán llevarlo al Game Over, sin embargo, esta es una mecánica en realidad enfocada a exigirle al jugador perfección a la hora de pelear. Aquí como en otro título de la franquicia Souls, un simple error llevará a la muerte y fin de partida, triunfar requerirá adentrarnos en la piel del personaje para atacar, contraatacar y, sobre todo, defendernos con inteligencia y contundencia.

 

A pesar de conjuntar estas cualidades, esto no te garantizará el éxito. Los enemigos son criaturas feroces e implacables que llevarán al límite tu determinación, paciencia y habilidad con el control. Entrar en combate con cada uno de ellos, desde esqueletos caminantes hasta gigantescos dragones, es emocionante y vencer sobre ellos, completamente satisfactorio. Aunque persiste un evidente nivel de dificultad entre los contrincantes, ninguno será sencillo. Efectivamente, la dificultad es altísima, lo cual desafortunadamente puede que conduzca a que varios gamers deserten a continuar la historia, pero eta es una cuestión que no debería pasar, pues Dark Souls II no sólo ofrece una muy grande variedad de accesorios y armas para salir victorioso, también la total libertad que tenemos de explorar el mundo nos invita a constantemente ir cambiando de curso, con el objetivo de volverte más fuerte. Nunca falta un incentivo para subir de experiencia y tomar venganza de algún enemigo incómodo.

 

En sí transportarse requerirá tiempo, ya que aunque sea ágil o lento el personaje, el inmenso escenario nos invitará a utilizar las hogueras para realizar viajes rápidos y, de paso, guardar la partida. Tener bien ubicadas estas zonas será crucial para decidir cómo actuar en caso de seguir avanzando a través de las hordas de monstruos o mejor buscar alguna ruta alternativa.

 

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Destrucción del espíritu

From Software entrega al mundo de los videojuegos toda una obra maestra, la cual mejora con este relanzamiento en cada uno de sus apartados para ofrecer un producto extraordinario en donde sobra la calidad, el desafío y la satisfacción. Una obra que no sólo trascenderá por su endiablada dificultad, sino por ser una propuesta cuyos elementos se fusionan de manera perfecta para tener al jugador enganchado y sometido.

 

Dark Souls II: Scholar of the First Sin debe ser una compra obligada para todo aquel que no pudo disfrutarlo en su lanzamiento original y que ahora tiene una oportunidad inmejorable para conseguirlo en su versión retocada, perfeccionada y aumentada. No importa si es en PlayStation 4, Xbox One, PlayStation 3, Xbox 360 o PC, descender al tormentoso mundo de Drangleic es una experiencia que todos deberían experimentar alguna vez. Es, al igual que la obra de Baudelaire, un irresistible y placentero descenso al infierno.

 
DSII