La mitología es uno de los temas más entretenidos que puede tener un juego, aunque lamentablemente solemos encontrarnos títulos solo que se enfocan en la mitología griega, nórdica, o quizá egipicia. Sin embargo, y por suerte, de parte de un estudio mexicano llamado Lienzo acaba de lanzarse Aztech: Forgotten Gods, un pequeño juego que sí, tiene muchos problemas, pero que conjuga la mitología azteca con la tecnología de una manera muy interesante.

Tecnochtitlán

En su primer juego, Mulaka, Lienzo nos contó un poco sobre el México prehispánico, en donde reveló los usos y costumbres que la cultura rarámuri tenía en el pasado. Sin embargo, para Aztech: Forgotten Gods, el estudio se enfocó mucho más en una narrativa de ciencia ficción y en el desarrollo del personaje principal, más allá de contar una simple historia de dioses. Todos sabemos de la Conquista de Tenochtitlán a manos de los españoles y de cómo de ese evento histórico nacieron las primeras semillas de lo que eventualmente se convertiría en México. Pero, ¿alguna vez te preguntaste cómo serían las cosas si Hernán Cortés nunca hubiera llegado a las costas de Veracruz en 1519?

Aztech: Forgotten Gods se lleva a cabo en una línea temporal alternativa en la que España no conquistó Tenochtitlán. En lugar de eso, la capital mexica se desarrolló autónomamente hasta la época actual, de la mano de cierta tecnología incomprensible que dejaron los antepasados y que durante el juego exploramos como una verdadera metrópoli tecnológica. Esta Tenochtitlán futurista tiene rascacielos, vehículos flotantes, dispositivos electrónicos, anuncios brillantes y más elementos cybperpunk; pero también tiene elementos de la propia cultura mexica, como la arquitectura, los nombres, algunas expresiones y hasta las chinampas.

Lienzo es un estudio que siempre ha puesto mucho énfasis en estudiar la historia prehispánica y plasmarla en un videojuego de manera muy fiel, obviamente añadiéndole un giro interesante -en este caso tecnológico- y el resultado es más que satisfactorio.

La semilla de la salvación

Narrativamente, Aztech: Forgotten Gods se enfoca en la protagonista Achtli, una joven mexica que vivió un traumático evento cuando era pequeña, que la llenó de culpa y la llevó a ser una persona temerosa de acercarse a otros sentimentalmente. La única persona cercana a Achtli es su mamá, una prolífica investigadora y antropóloga, quien descubre una herramienta increíble en las ruinas de las culturas antiguas: un misterioso brazo mecánico, Guardaluz, que puede manipular una energía incomprensible, que podría energizar Tenochtitlán por miles de años.

Achtli se coloca a Guardaluz -que curiosamente le va muy bien porque el evento que le sucedió de niña la dejó sin un brazo- y absorbe un núcleo de esa energía extraña para que su mamá pueda estudiarla mejor. Sin embargo, a partir de ese momento el caos se desata. Por alguna razón, el descubrimiento de este artefacto causa la aparición de aterradores gigantes mecánicos robóticos, que tienen un grandísimo parecido con los dioses de la mitología mexica, y que parecen empeñados en destruir Tenochtitlán.

Achtli es la única con el poder de enfrentarse a estos gigantes, ya que ahora es poseedora de Guardaluz, un brazo-herramienta-arma, lo único capaz de salvar a la ciudad. Con ayuda de una voz misteriosa, de su mamá, de su mejor amigo, y teniendo que enfrentar constantemente al director del Instituto de Antropología y a sus propios demonios internos, la protagonista debe derrotar a estos dioses olvidados, para salvar a Tenochtitlán… y de paso a sí misma.

La premisa de Aztech: Forgotten Gods es muy interesante y cuenta con un par de giros inesperados. Dicho esto, la parte media de la trama no es nada especial, por lo que a grandes rasgos lo que te empujará a seguir serán las divertidas y únicas batallas contra jefes. Aún así, la dinámica entre Achtli y Tez, una ominosa voz que Achtli oye en su cabeza, es divertida, y la conclusión es bastante épica, por lo que la historia es un pretexto más que aceptable para jugar. Si a eso le sumamos que la aventura dura solo unas 5 o 6 horas, la conclusión es que este es un título pequeño pero agradable para terminar en un fin de semana.

Destructora de dioses

Aztech: Forgotten Gods toma elementos prestados de diferentes géneros, como acción-aventura y RPG, aunque realmente es un boss rush con secciones narrativas intercaladas y elementos extra que sirven para complementar la experiencia. Estructuralmente, el bucle de jugabilidad es básicamente derrotar a un jefe, ver cierta exposición narrativa, mejorar a tu arma Guardaluz, y repetir. No obstante esto no es una queja, pues es refrescante disfrutar un juego que vaya al punto, sin alargarse más de lo debido o exigir que hagas misiones secundarias tontas.

Tenochtitlán es un mundo abierto que puedes explorar de manera aérea a gran velocidad, gracias a Guardaluz y su fuente de energía enigmática. Sin embargo, no pienses que puedes volar a tu antojo, pues el guante tiene una cantidad de energía limitada que se gasta cuando estás volando, y la única manera de recuperarla es tocando tierra por algunos segundos o pasando por unos aros de juego de pelota colocados estratégicamente por la ciudad y los escenarios de pelea. Realmente, el movimiento de Achtli en tierra se siente muy torpe y lento, pero afortunadamente pasarás la mayor parte de tu tiempo en el aire, lo cual se siente mucho más fluido y libre. Es evidente que Aztech: Forgotten Gods se pensó para jugarse volando y toda la jugabilidad está elaborada con esta filosofía en mente.

Las batallas contra jefes son, de manera simple y llana, lo mejor de Aztech: Forgotten Gods. Estos dioses no solo son increíblemente vistosos, sino que también ponen a prueba tus habilidades de reacción y deducción. Cada uno de ellos es un puzzle, pues tiene diferentes mecánicas y debilidades que debes explotar para revelar su núcleo y poder bajarle vida. Por ejemplo, el dios del fuego lanza bolas de lava incandescentes, y debes reflejarlas con tu escudo para agarrarlo desprevenido. El dios de la tierra está detenido de un dósel boscoso por lianas, por lo que debes cortar cada una de ellas para hacerlo caer al piso y atacar. Incluso, hay otro dios que no mencionaré, contra el que ni siquiera peleas cuerpo a cuerpo, sino que debes superarlo en sus juegos mentales.

Siempre que te enfrentes contra un nuevo jefe, debes poner atención a su comportamiento y tus alrededores, para descifrar cómo derrotarlo según su temática y acciones. Todo esto, obviamente, mientras evitas sus ataques y derrotas a sus esbirros y gestionas tu barra de energía voladora. Los combates son frenéticos y llenos de acción, y siempre requieren tu concentración total. Cada jefe es una promesa de mecánicas únicas de jugabilidad, lo que sirve para mantener siempre fresco el deseo de enfrentar al siguiente.

Aztech: Forgotten Gods no tiene la dificultad de un soulslike ni mucho menos, pero tampoco pienses que será una caminata por el parque. Lo interesante es que el derrotar a cada uno de estos dioses no solo avanzas la narrativa, sino que también desbloqueas nuevas habilidades para Guardaluz, que te ofrecen más herramientas para luchar y la capacidad de realizar nuevas actividades secundarias.

Cuando no estás peleando o siguiendo la historia, tienes la libertad de moverte a tu antojo por Tenochtitlán. Son estos momentos los que puedes aprovechar para buscar coleccionables, enfrentarte contra enemigos aleatorios, o realizar retos de pelea y persecución, para demostrar tus habilidades de combate y movimiento. Después, los puntos obtenidos al realizar esas actividades te permiten mejorar Guardaluz, mediante un árbol de habilidades que ofrece mejoras incrementales, o comprar atuendos y peinados para Achtli. Nada de esto es realmente necesario, pero extiende un poco la duración del título y te permite ser más efectivo al hacer a la protagonista aún más poderosa.

Cal y arena

Aztech: Forgotten Gods es bastante dispar en cuanto a su presentación gráfica. Por un lado, es evidente que Lienzo trabajó mucho en el diseño de arte, pues la paleta de colores y los diseños de enemigos, personajes y arquitectura están muy bien logrados. Especialmente, los diseños de los jefes son excepcionales, pues se logra una conjunción muy armoniosa entre mitología y mecánica-robótica. Es muy destacable lo bien que quedaron los dioses, los cuales siempre son impresionantes e imponentes.

Sin embargo, la calidad gráfica en sí es muy pobre. Los assets, tanto de objetos como de los mismos diseños de personajes, son planos, no tienen detalles ni texturas, se ven extremadamente poligonales y en general demuestran que estamos ante un proyecto con un presupuesto modesto. Si esperabas que este título te impresionara con los visuales, lamento decirte que no es así, pues en ocasiones se siente como si estuvieras jugando algo de hace una o 2 generaciones.

Lo mismo ocurre con el audio. Las batallas de los jefes tienen intensas piezas musicales basadas en rock y metal con un toque prehispánico, que siempre mantienen la adrenalina al máximo dado que, obvio, estás enfrentando a un dios. Sin embargo, fuera de eso, las pistas musicales son escasas y muy cortas, y tampoco hay doblaje de voz más allá de un par de gruñidos repetibles para cada personaje. El silencio en Aztech: Forgotten Gods es constante. Ignoro si esto fue intencional, pero estar en un diálogo o cinemática, o andando por la ciudad; y no escuchar voces o música, y apenas uno que otro efecto de sonido, simplemente se siente raro. Quizá algunos de estos problemas se puedan arreglar con parches, pero definitivamente no todos.

Al final, Aztech: Forgotten Gods es un proyecto que tiene una premisa bien interesante y grandes peleas contra jefes. No obstante, por motivos que en su mayoría pudieran tener que ver con temas monetarios, también tiene deficiencias importantes en la presentación audiovisual y la jugabilidad. Si estás dispuesto a aceptar estos problemas evidentes y te importa apoyar e impulsar a la industria de desarrollo latina, entonces estoy seguro que pasarás un buen rato con este título 100% mexicano.

Pros:

+ Premisa muy interesante y buena dinámica entre personajes

+ Combates contra jefes genuinamente divertidos

+ Habilidades y movimiento aéreo fluidos

+ Diseños de dioses impresionantes

Contras:

– Presentación audiovisual muy decepcionante

– Fuera de Achtli, ni la historia ni los personajes están muy desarrollados