Uno de los diseñadores industriales de la marca Xbox, Carl Ledbetter, habló para el portal Develop sobre como Microsoft consideraba la construcción del sensor de movimiento, Kinect, como parte de la propia Xbox One y no como periférico independiente. El uso de Kinect ha sido durante mucho tiempo una parte controversial, y al mismo tiempo, una innovadora inclusión dentro de las plataformas de la compañía.

 

Microsoft se había comprometido desde un principio con la moción de dicho dispositivo, tanto, que incluso estuvieron dispuestos a cobrar por el paquete un monto mayor en comparación a su rival directo, el PS4 de Sony. Dentro de sus planes originales (menciona el hombre que diseñó el hardware, Carl Ledbetter) Microsoft  incluyó la idea de construir el Kinect en la propia Xbox One, es decir, hacer de ésta, una característica permanente, no extraíble. Y una de las razones clave por la cual finalmente se optó por no hacerlo, fue porque se basaron en la apariencia (así como la calidad de la experiencia), pues afirma que hicieron varios modelos sobre como luciría.

 

«Nos tratamos de poner a prueba a nosotros mismos. ¿Podemos hacer un todo en uno? ¿Funcionaría? De hecho incluso construimos algunos modelos de ello», reconocía Ledbetter. «Y la tecnología no había llegado a tanto todavía. Tan pronto como tenías algo un poco mayor que el sensor de Kinect cerca de la televisión a la gente ya no le iba a interesar ponerlo a la vista, iba a ser demasiado grande».

 

Y al parecer, el hecho de que Microsoft tomara la decisión de no integrar el Kinect en el hardware de Xbox One, ha sido una de las ideas salvadoras de la consola, ya que desde un inicio, la compañía pareció iniciar con el pie izquierdo con respecto a la competencia, cuya preferencia ante el público usuario se disparó. Tras anunciarse que la consola de la empresa disminuiría significativamente su precio con la condición de venderse sin el innovador uso de Kinect, el público parecía mostrarse más conforme y animado a realizar su adquisición, y aunque aumentar de este modo su preferencia en el mercado parece ser una buena estrategia, sin duda es también un golpe devastador para una de sus características más singulares y de nueva generación.

 

El desafío más extraordinario para la compañía fue su tropiezo más grande en la carrera del salto generacional; el futuro de la Xbox One y Kinect es algo completamente diferente a lo previsto por Microsoft desde el pasado noviembre. ¿Ustedes qué opinan?.