Se trata de la maravillosa maldición que todos deseamos experimentar pero no sufrir. La época dorada, ese periodo de ensoñación cuando la droga del triunfo abruma los sentidos. Todo parece valer la pena, los colores más vivos, el humor arropa nuestra vida como un bonito filtro de Instagram, en ese momento no podemos ver que el éxito condiciona el futuro. Que se lo digan a Mr. Increible cuya vida adulta solo tiene sentido recordando la gloria de su heroísmo pasado. La nostalgia de los ganadores. Irónico, cuanto menos, que Pixar terminara convertida en uno de sus personajes.

Finding Dory intenta continuar la victoria de un momento, cree que copiando formas y esquemas reproducirá el prestigio, pero olvidas querida Dory que no hay formula para el éxito (comercialmente esta claro que si) puesto que si algo no puedes reproducir es tiempo ni espacio. Buscando a Dory es la continuación de una buena película, nada más, no es justificable por si misma. Tristemente esta buena película (Buscando a Nemo) no necesitaba secuela de manera que Finding Dory cae en un limbo material cuya mera existencia resulta una contradicción. Esta allí por dinero y para tratar de lavar la cara a su estudio.

Sus 13 años de diferencia respecto a su primera parte delata que no estuvo planeada en un primer momento. No hablemos ya de guion, básicamente una calca al argumento de su precuela pero empobrecida con un ritmo desajustado, pasajes terriblemente anodinos (o en su defecto absurdos como el final) y una tediosa sensación general de que todo lo que pasa sucede para empujar la historia hacia algún lugar. Los personajes secundarios son grandes ejemplos de lo anterior: cuando en Buscando a Nemo hacían acto de presencia para aportar al viaje de Marlin, ademas de hacerlo con inusitado carisma (esas tortugas hippies), aquí hay demasiados y la mayoría funcionan como herramienta de desplazamiento para Dory puesto que su perdida de memoria a corto plazo no le permite andar por su cuenta demasiado lejos.

dory

Condición que por cierto daba para ahondar en complejidades como la importancia de los recuerdos o las penurias del alzheimer, aquí se queda como un mero obstáculo a superar para el reencuentro con sus familiares. Nada especialmente destacable a nivel técnico más allá de la gran calidad de animación (protocolar en tiempos actuales). En general se trata de un producto sensiblemente discreto que no cae en el desastre pero queda bastante lejos de la obra de arte que pretendía homenajear.

Los tiempos de Toy Story, Buscando a Nemo, Los Increibles, Ratatouille o Wall-E quedaron muy atrás. Pixar se ha visto superada por la alargada sobra de sus obras maestras, el buen hacer de compañeros: Frozen, Zootopia o rivales: Mi Villano Favorito, Como Entrenar a tu Dragón, Lego Movie. Victima de la tan cacareada crisis creativa que atraviesa Hollywood misma que obliga a que tres de los próximos cuatro proyectos sean secuelas (ojala con mejor resultado). Quizá sea muy fácil decirlo siendo espectador no protagonista pero a veces la mejor manera de superar el pasado es volteando hacia adelante.