La noticia de la semana es sin duda la gran decisión que ha tomado Microsoft para comenzar a vender el Xbox One sin Kinect, lo que también se refleja en una disminución de precio en la consola, pasando a costar $399 dólares al igual que el PlayStation 4. Las buenas noticias continuan y es que gracias a que el Xbox One podrá prescindir del dispositivo de detección de movimiento, su hardware podrá dedicar la atención total a otro tipo de tareas como el procesamiento de juegos, sí, el Xbox One podría «aumentar su poder». Estas fueron las palabras de Yusuf Mehdi, ejecutivo de Marketing de Sony:

 

Estamos en conversaciones con nuestros distribuidores de juegos sobre qué debemos hacer en esta situación, y tendremos más cosas que contar sobre todo esto pronto. Xbox One tiene un 10% de reserva en la GPU para procesamiento de sistema, esto se usa tanto para el procesado GPGPU de Kinect como para el renderizado de contenidos simultáneos de sistema como el `snap mode´.

 

La reserva actual proporciona un fuerte aislamiento entre el juego y el sistema, y simplifica el desarrollo del juego, ese aislamiento significa que las cargas de sistema (que son variables) no perturbarán el rendimiento del renderizado del juego. En el futuro planeamos abrir más opciones a desarrolladores para acceder a esa reserva de GPU mientras mantienen plenas funcionalidades de sistema.

 

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