Antes de los videojuegos, ya existían los juegos de rol, los cuales se jugaban con lápiz y papel. Te hablo de la época en que Dungeons and Dragons atrapó a generaciones enteras; y ahora podemos disfrutar una experiencia muy parecida en consolas. Esto es Pathfinder: Kingmaker.

Del lápiz y papel a la consola

Primero que nada, un poco de contexto. Si bien Dungeons and Dragons es el juego de rol de mesa más popular del mundo, está en constante cambio. De una de sus iteraciones nació Pathfinder, una variante que atrajo a miles de seguidores cuando fue lanzada en 2009. De hecho, la comunidad quedó tan atrapada en ese mundo, que se creó un proyecto de Kickstarter para llevarlo a PC, la cual finalizó con evidente éxito. Así se desarrolló Pathfinder: Kingmaker, que se estrenó en 2018 en PC, y ahora 2 años después, fue porteado a consolas y con todo su contenido extra.

Pathfinder: Kingmaker es un RPG de fantasía isométrico, claramente inspirado en clásicos como Baldur’s Gate, esos juegos que te permitían crear tu propia aventura debido a la ridícula cantidad de personalización narrativa y de mecánicas que encontrabas en ellos. Y cuando me refiero a RPG, lo digo con todas sus letras: aquí, absolutamente cada elemento puede modificarse a tu gusto, empezando con tu personaje, cuya creación te puede tomar fácilmente una hora si lo deseas.

Nace un rey

En Pathfinder: Kingmaker, creas un héroe, eligiendo todo tipo de características y detalles, como su apariencia, su raza, su clase, sus habilidades, sus rasgos y su compás moral. Después, comienzas tu aventura, en la que conoces a otros héroes que se encuentran en un concurso para volverse los gobernantes de un lugar llamado las Tierras Robadas. Para ello, primero tienes que lidiar con un ataque inesperado al castillo en que estás, tratar de descubrir al traidor y después partir en tu búsqueda para reconquistar esas tierras y quedarte como su legítimo líder. En tu aventura encontrarás a decenas y decenas de personajes, algunos de los cuales decidirán unirse a tu equipo, pues confían en tu buen juicio y tus habilidades de liderazgo. Cada decisión que tomes durante tus conversaciones es importante y modificará dramáticamente tus relaciones diplomáticas con la gente que te rodea.

Desde que tomas control de tu personaje por primera vez, te das cuenta de lo masivo que es el juego. Simplemente en la misión introductoria te encuentras con muchísimas personas que te acompañan, cada una de las cuales tiene su propia personalidad, motivaciones, habilidades, rasgos, etc. Además, empiezas a ser empapado del inmenso lore que rodea Pathfinder, un universo tan amplio que empieza a arrojarte conceptos, nombres de personas, lugares, relaciones políticas y mucho más. Realmente, este título se siente como un verdadero universo. Si bien alguien que esté familiarizado con Pathfinder se sentirá en casa, los nuevos pueden llegar a sentirse perdidos desde el primer minuto. Afortunadamente, hay una enciclopedia fácilmente accesible en la que puedes revisar cada concepto con detenimiento.

Al igual que otros RPGs isométricos de antaño, Pathfinder: Kingmaker cuenta con una jugabilidad muy compleja y completa. En las batallas (que puedes llevar a cabo en tiempo real o en modo por turnos), debes elegir acertadamente qué ataques o habilidades utilizarán cada uno de tus personajes, y en qué momento. Lo mismo ocurre cuando quieres moverte por el mapa, gestionar tu equipo y objetos, decidir descansar cuando te vas de excursión y más. La información es tan vasta y las opciones tan amplias, que llega a ser una experiencia abrumadora para los usuarios que no sean expertos en el género. Y lamentablemente, a pesar de que hay tutoriales, no suelen explicar correcta y completamente las características de cada opción o la importancia de cada mecánica. Realmente, debes dedicar mucho tiempo extra simplemente para entender cómo funciona cada parte de este título.

Una vez que conquistas las Tierras Robadas, Pathfinder: Kingmaker se abre aun más, pues entra en juego una mecánica de gestión, una de las grandes adiciones de este título en comparación con su contraparte de lápiz y papel. Ya con tu pequeño reino establecido, debes empezar a tomar decisiones para mantenerlo y hacerlo crecer. Para ello, puedes apuntar consejeros que se encargan de supervisar ciertas áreas, pero también es tu deber saber cuándo atacar, cuándo defender, cómo llevar las relaciones diplomáticas con otros líderes, etc. Es verdad que puedes dejar estas tareas a la computadora si quieres enfocarte solo en el combate, aunque esta mecánica es uno de los aspectos más satisfactorios del juego.

La leyenda de Pathfinder

Como todo RPG, la progresión es un aspecto fundamental y satisfactorio de Pathfinder: Kingmaker, pues realmente se siente bien ver cómo tu personaje y tus acompañantes suben de nivel y adquieren nuevas habilidades a medida que cumples misiones y avanzas la narrativa, al igual que ver tu reino prosperar poco a poco. La historia principal tiene un buen ritmo, está llena de eventos interesantes y está empapada de un lore lleno de fantasía, monstruos, bestias, magia, conflicto y política, por lo que ciertamente te empuja a seguir jugando a lo largo de la extensa campaña que puede durar más de 70 horas. El guión y las historias suelen ser un elemento importante de los RPGs de mesa y aquí no es la excepción, pues hasta las misiones secundarias se sienten útiles para desarrollar y darte a conocer de mejor manera el mundo que te rodea. Si al final de la partida quieres más, la buena noticia es que este título, al ser una edición completa, incluye todas las expansiones de la entrega para PC original.

Si bien Pathfinder: Kingmaker fue desarrollado para PC originalmente, la verdad es que la jugabilidad se traduce correctamente a consolas, con cambios puntuales en los sistemas de menús y otras cosas (como el modo de batalla por turnos), por lo que la experiencia no se siente mal, a diferencia de juegos parecidos. Lamentablemente, la optimización sí llega a ser un problema: las pantallas de carga son constantes, y si bien no son largas, sí cortan el ritmo de juego. Además, a pesar de ser un título isométrico no particularmente demandante en el aspecto visual, suele haber una que otra caída de cuadros o brincos, sobre todo en las batallas con muchos elementos en pantalla.

Al final, Pathfinder: Kingmaker es una excelente traducción de lo que representa un RPG de lápiz y papel, pero ahora disponible en consolas. La narrativa es interesante, el universo es increíblemente vasto y la personalización y toma de decisiones tienen un valor altísimo. Lamentablemente, hay tanto que ver, hacer y manejar, que un inexperto o desconocedor del género o el lore se puede sentir totalmente abrumado, sobre todo durante las primeras horas de juego. No obstante, los que perseveren, o los amantes del género, están ante una experiencia gratificante que les puede ofrecer cientos de horas de rejugabilidad.

Pros:

+ Mundo vasto, fantástico y con un lore impresionante

+ Experiencia de rol definitiva

+ Personajes bien desarrollados y narrativa interesante

Contras:

– Totalmente abrumador para alguien sin experiencia en el género

– Pantallas de carga constantes y caída de cuadros