Luego de reseñar la primera parte de Hitman, hace algunos meses, la idea de seguir un juego de esta naturaleza en formato de episodios me pareció poco interesante. Es evidente que el intro tiene el potencial de una serie de televisión; nos engancha en el primer episodio, pero que, a diferencia de dicho formato, con el Agente 47 debemos esperar mucho más de una semana para saber en que continuarán las acciones de nuestro protagonista.

Ese es mi principal problema con el nuevo paso de la serie por Square Enix e IO Interactive, no podemos aplicar “la Netflix” y seguirnos hasta el amanecer con un juego completo, la espera es demasiada y el contenido, aunque basto e interesante, no soporta las oleadas de estrenos que tenemos en la industria de los videojuegos. Definitivamente un debate que no vamos a continuar ahora, pero que tiene mucho que ver con la percepción final del juego.

Agent 47

Una organización de asesinos a nivel mundial, seis ciudades distintas, una larga lista de contratos y misiones que aparecen de la nada. En un paquete completo, Hitman podría ofrecer una de las mejores historias de 2016, con un poco del origen del personaje y mucha conspiración alrededor de sus acciones y nuestros objetivos. Sin embargo, la historia pasa a un segundo plano cuando el siguiente capítulo sale con un mes de diferencia.

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Todo lo anterior no debe ser tomado como una conclusión apresurada de lo que Hitman representa tras sus seis episodios, pero sí un factor a tomar en cuenta a la hora de jugar. En su momento, la reseña del primer episodio cerraba con dos opciones: “Si eres fanático de la perfección y los desafíos recomiendo ampliamente que adquieras este pack de introducción (Capitulo 1) y lo pruebes por ti mismo, si por otra parte eres de aquellos que fácilmente se aburre con los mismos escenarios es mejor que te abstengas hasta que sea publicado todo el contenido inicial planeado”.

Los primeros tres episodios los jugué durante las primeras dos semanas que estuvieron disponibles, los últimos tres los acabé de forma más tradicional para no dejar ir el final de la obra. Suponiendo que hoy no hay más que jugar el juego completo de manera continua, la historia cobrará mayor sentido y nuestras acciones serán más importantes a la hora de un balance final de contenido. Lamentablemente, ese no es mi caso.

Hasta el párrafo anterior la reseña se ha dirigido a la experiencia de jugar a Hitman por episodios, por lo que es momento de pasar a jugar Hitman “de corrido”. Sin duda, lo primero que aprovechamos es la continuidad en la narrativa, misma que podría ser difícil al entender el concepto de cada episodio. Desde Francia hasta Japón, cada una de las ciudades que visitamos tiene una historia que contar, contratos por realizar y una buena cantidad de opciones a la hora de jugar. Eso no significa que la historia se pierda, pero incluso en una sola sesión de juego, la narrativa busca dividir lo que presenta.

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Volvemos a la serie de televisión, cada episodio parece dirigido por una persona diferente y con un concepto distinto del anterior. Es muy sencillo identificar elementos en la trama que no vamos a dejar de lado después de un mes, como la primera parte en París o el cierre en Hokkaido, que asegura buenas ventas para la segunda temporada. Caso contrario al penúltimo episodio en Colorado, donde a pesar de seguir de manera inmediata con el final, el desarrollo no fue lo que esperaba y de haberlo jugado con un mes de diferencia habría sido algo olvidable.

El arte de matar

Es evidente que yo hubiera preferido una historia desarrollada al estilo de Absolution. Lo que no puedo negar es que la adaptación del mundo abierto de Blood Money a cada uno de los capítulos es algo increíble. Por un lado, la posibilidad de eliminar al objetivo principal de formas distintas, utilizando elementos del mundo abierto a nuestra disposición o simplemente pasar algunos minutos explorando las recreaciones de ciudades que sirven para alimentar el alcance global de nuestro agente.

La esencia general del juego se mantiene sin problemas en la nueva generación. El sigilo es la opción que no debemos dejar pasar, es ahí donde los esfuerzos del estudio salen a relucir y al ignorarlo nos perderíamos de un desarrollo más emocionante de las acciones. El Agente 47 es un amo del disfraz, al mismo tiempo que no deja cadáveres o cuerpos inconscientes en el escenario; más allá de ser un simple juego de sigilo, como es costumbre, Hitman nos involucra en cada uno de los elementos que podrían delatarnos y nos hace pensar más allá del objetivo.

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Las ciudades nos presentan una forma distinta de enfrentar el reto frente a nosotros, desde escenarios con más libertad para recorrer y mayor cantidad de recursos a nuestra disposición a lugares donde dependemos únicamente de nuestra habilidad con el control para salir avantes. Evidentemente, depende de nosotros la forma de actuar en el mapa y por ende la forma en que aprovechamos el juego en tiempo cronometrado, pasamos de una aventura de 1 hora por misión a más de 4 por la variedad de acciones.

Cabe destacar que al llegar a un mundo abierto, Hitman incluye algunas mecánicas recientes del género. Los “objetivos escurridizos (elusive targets)» como su nombre lo indica, son eventos aleatorios que el juego presenta para ser cumplidos en una sola oportunidad. No hay una segunda vuelta o un reinicio, lo tomas y lo cumples o tu reputación de asesino disminuye, no hay más. Dicho aporte parece más una “prueba” que algo importante dentro del juego, y no lo digo por su efectividad o atractivo, sino por la forma en que se ejecuta. Seguramente las siguientes temporadas mantendrán un mejor ritmo sobre este elemento.

Final de la primera temporada…

Con elementos técnicos apenas sobresalientes, una historia que se siente cortada para la nueva forma de presentarse y un sutil cambio en las mecánicas más recientes de la serie: Hitman no encuentra un escaparate para el hype generado previo a su lanzamiento. La estrategia de lanzar la obra por capítulos no ayuda a la narrativa y aunque el gameplay se vio beneficiado, no le alcanzó para destacar en un año –relativamente- tranquilo en lanzamientos.

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A diferencia del excelente cambio realizado por Square Enix con Tomb Raider, Hitman no logra alcanzar el estatus de Lara Croft y se queda como un intento de llevar la narrativa de una serie de televisión a los videojuegos, concepto que Remedy ya domina (con juegos completos) desde hace algunos años. A diferencia de esta primera parte, la expectativa de las siguientes temporadas no parece ser un anuncio de E3 o uno de los más esperados para 2017. El Agente arriesgo por la innovación, pero quedó muy lejos de ésta.

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