Tras casi diez años de una tumultuosa espera, Lost Soul Aside por fin ha llegado a nuestras manos. Con un legado forjado a partir de un solo tráiler, la gran pregunta es: ¿valió la pena la anticipación?
Una labor de casi una década
El desarrollo de videojuegos en China es un tema complejo. Por más de veinte años, el concepto de una consola que se pudiera comprar en una tienda fue un tabú, pues el gobierno consideraba que el potencial daño a la sociedad no valía la pena. Sin embargo, en enero de 2014, China levantó parcialmente la prohibición, y las grandes empresas tomaron cartas en el asunto de maneras muy distintas.

Mientras Nintendo optó por alianzas estratégicas, como su acuerdo con NVIDIA para lanzar juegos en la NVIDIA Shield, Sony se tomó el asunto de manera más personal. Así nació el China Hero Project, una iniciativa liderada por su director, Bao Bao, para enfrentar el problema de frente: buscar, financiar y apadrinar a esos desarrolladores que ya estaban creando títulos, con la finalidad de que fueran la punta de lanza para el lanzamiento de la consola en el país.

Fue en medio de este renacimiento que, durante 2016, Yang Bing, quien se encontraba estudiando en Corea del Sur, se inspiró en juegos como Devil May Cry y el en ese entonces mítico Final Fantasy Versus XIII para crear un demo conceptual. Ese demo de Lost Soul Aside no solo enamoró a todos los que lo vieron en su canal de YouTube, sino que también atrapó el interés de Sony. La compañía le ofreció financiamiento para empezar su nuevo estudio, Ultizero Games, el cual desde 2017 ha estado trabajando en el desarrollo de este título.
Hoy, casi diez años después, Lost Soul Aside ha llegado a nuestras manos y nos ofrece una triste mirada a la complejidad del desarrollo, así como una inspiradora muestra de lo lejos que puede llegar la industria de los desarrolladores indies.

Una historia inspirada en los más grandes exponentes del género
En Lost Soul Aside tomaremos el control de Kaser, un miembro de la célula rebelde conocida como GLIMMER. Este grupo de resistencia, calificado por el imperio como terrorista, busca detener la guerra sin fin entre los reinos de Frosthold y Celestria, un conflicto que ha dejado como principales víctimas a la gente pobre y marginada. La historia arranca cuando Kaser regresa de una misión de reconocimiento de varios meses, solo para descubrir que su hermana Louise se ha incorporado al grupo. Juntos planean un atentado a gran escala durante el festival del rey, en una operación que recuerda mucho a lo que hacía AVALANCHA en Final Fantasy VII.

Sin embargo, el atentado se ve violentamente interrumpido por la aparición de los Voidrax, unos monstruos extradimensionales cuya única finalidad es consumir las almas humanas y destruir todo a su paso. En medio del caos, Kaser es capturado por las fuerzas del reino y encerrado en un misterioso laboratorio. Es en ese momento cuando un dragón Voidrax llamado Arena conecta con él, prestándole sus poderes y forjando una extraña alianza con un objetivo en común: escapar y enfrentar la nueva amenaza que lo ha devorado todo.
Combate frenético y espectáculo cinematográfico
Este fundamento narrativo sirve de ancla tanto para la historia como para el gameplay. La misión de Kaser para recuperar el alma de su hermana de las garras de los Voidrax está intrínsecamente ligada a la recuperación de poder de su compañero dragón, Arena. Conforme avanzamos, el repertorio de habilidades de Kaser se expande a través de un árbol de habilidades que se separa en múltiples armas: la espada, el mandoble, la lanza y una guadaña, cada una con un propósito y estilo de combate definidos. Aquí es donde se encuentra la verdadera «carnita» de Lost Soul Aside.
A lo largo de las más de 20 horas de historia, el juego nos otorga constantemente nuevas herramientas que nos permiten alternar y evolucionar nuestro estilo de combate. Obtendremos desde mecánicas tan espectaculares como una transformación temporal en Voidrax, muy al estilo de Nero en Devil May Cry; hasta movimientos únicos de exploración como una patineta de mandoble, que nos permite movernos por el mundo de manera más rápida. Si bien la gran mayoría de estas mecánicas son opcionales más allá de su introducción y sus tutoriales, el sistema en su conjunto ofrece una extensa capacidad para que el jugador cree combos de increíble longitud y espectacularidad, evocando a los mejores títulos de Platinum Games como Bayonetta.

Otro aspecto memorable son las áreas de exploración. Si bien no estamos ante un mundo abierto como tal, el juego nos guía por pasillos y secciones que toman directa inspiración de los muchos demos de E3 de The Last of Us y, principalmente, de la visión original del concepto de Final Fantasy Versus XIII. En estos momentos, el juego nos mantiene al filo del asiento, balanceando combates con entornos que se destruyen y cambian a nuestro alrededor, todo aderezado con eventos visuales impresionantes al más puro estilo de una aventura de Nathan Drake. Aunque estas áreas son limitadas y predeterminadas por el guion, terminan siendo de los mejores momentos del juego, pues capturan ese sentimiento cinematográfico que tanto Yang Bing como miles de jugadores querían experimentar con Noctis antes de que el juego se volviera Final Fantasy XV.
Brillantez y decepción
En cuanto a los aspectos técnicos, nuestra experiencia con Lost Soul Aside se centró en sus versiones de consola, que ofrecen los dos modos gráficos ya estándar en la industria: Rendimiento y Calidad. En el modo Rendimiento, la PlayStation 5 base apunta a los 60 cuadros por segundo, pero lo hace a un costo considerable. La resolución se mueve en un rango dinámico de 720p a 1080p con un escalado final a 4K que, al no utilizar ninguna tecnología inteligente como FSR, resulta en una notable reducción del detalle y los reflejos. Aun así, el framerate no es perfecto, con bastantes caídas de cuadros, en especial durante las primeras secciones del juego. Dicha reducción de detalle es aún más notable en la consola Pro de Sony, pues el uso constante de Ray-Tracing tanto en sombras como en iluminación se ve muy afectado, haciendo todavía más contrastante el cambio entre modos.

El modo Calidad, por otra parte, busca mantener un rango de resolución más alto. En la PS5 base, vemos unos sólidos 1440p, mientras que en la PS5 Pro se mantiene consistentemente en 4K. No es claro si el juego utiliza PSSR para lograr esta nitidez, pero en general, ambas versiones se ven bastante detalladas en este modo. Sin embargo, la tasa de refresco es la gran decepción: ambas consolas están bloqueadas a 30 cuadros por segundo, incluso en la PS5 Pro, presentando un escenario decepcionante para los jugadores que buscan la mejor experiencia posible.
Es importante recalcar que el juego utiliza bastantes aspectos modernos de la consola: el soporte HDR está incluido, el audio 3D está presente y todas las funcionalidades del control DualSense son utilizadas correctamente. Esto se refleja también en la versión de PC, la cual corre con las últimas tecnologías como FSR y DLSS. En el caso de las tarjetas de NVIDIA, ofrece configuración de generación de cuadros y permite elevar la calidad del trazado de rayos a un nivel muy alto, dándonos imágenes increíbles en las áreas más avanzadas del juego.

Y aquí radica quizás el problema principal del juego. Gran parte de este impresionante despliegue gráfico se encuentra reservado para las zonas más eclípticas y multidimensionales de los Voidrax, haciendo que las primeras horas del juego estemos atrapados en áreas bastante simples y sin detalle. Esto, aunado al rendimiento inestable —en especial en la versión de PC, que es bastante pesada sin razón aparente, al punto de ser injugable en Steam Deck—, hace que las primeras impresiones técnicas dejen un amargo sabor de boca. Esperemos que futuras optimizaciones y mejoras lleguen a ambas plataformas para aquellos que busquen intentar este título en un futuro.

Un triunfo de pasión con cicatrices visibles
Lamentablemente para los chicos de Ultizero Games, la industria está pasando por una racha increíble. Juegos como Kingdom Come: Deliverance II, Clair Obscur: Expedition 33 y Hollow Knight: Silksong dominan la narrativa. Es un año increíble para los videojuegos, y ya sea que estés jugando dichos títulos, esperando el lanzamiento de Hades 2 o recogiendo plátanos en Donkey Kong Bananza, es difícil que alguien se adentre en este título si no tenía altas expectativas y lo venía siguiendo desde hace tiempo.
Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, hay una joya escondida en Lost Soul Aside. Durante muchos momentos me encontré divirtiéndome como pocas veces lo hago con un juego nuevo de escala AA. Es frenético, es satisfactorio y, a pesar de sus cuestionables decisiones, como su doblaje de voz o su historia calcada a otros juegos, Lost Soul Aside es, por encima de todo, divertido. Y al final del día, esa es la meta que muchos videojuegos quieren lograr, pero que no todos pueden decir que cumplieron.


Ojalá veamos este título en PlayStation Plus pronto, o en alguna oferta tangible, para que más jugadores se animen a pasar las difíciles primeras impresiones. También, ojalá veamos a Yang Bing cimentarse en esta industria como un campeón de los juegos de acción; un género que mucha gente ama pero que se ha expandido poco, con el talento limitado a un par de equipos en Square Enix, Platinum Games y Capcom.

Esperemos ver al equipo crecer, a la franquicia seguir y al juego refinarse como un buen vino, logrando crear fans de nicho que por las siguientes décadas valoren y celebren la obra de un desarrollador que no solo se quedó en «quisieras», sino que fue a crear el juego que nadie le quiso dar. Y eso siempre será digno de aplaudir.
Pros:
+ Gameplay frenético y divertido, digno de los grandes del género.
+ Una increíble muestra del talento y la pasión de un fan que buscó crear el juego que la industria ya no ofrece.
Cons:
– Una experiencia rocosa, con muchos pequeños defectos y problemas técnicos que empañan el resultado final.
– Una historia simple y repetitiva que no rompe ningún esquema y se siente derivada de otras obras.



























