¿Vivir lo suficiente para convertirte en villano o morir siendo un héroe? Tal parece ser el dilema que ha vivido en los últimos años la que antaño fue la saga de disparos en primera persona por excelencia, Call of Duty.

¿Cómo olvidar aquellos años por el 2010 cuando fue lanzado el Black Ops original? Muchos jugadores lo siguen calificando como el mejor título de la saga, con una historia cautivadora y trepidante; un multijugador frenético que te invitaba a seguir grindeando para conseguir esa arma o camuflaje que tanto querías; un increíble soundtrack que te acompañaba en las aventuras de lo que muchos consideran los mejores personajes de la franquicia: Alex Mason y compañía. La trama de Nova Six, la conexión con World at War, los giros de trama… Pero bien dicen que retener es creer que solo existe el pasado; dejar ir es saber que hay un futuro… Aunque ese futuro sea incierto.

¿REGRESO A LAS RAÍCES O RAÍCES ANCLADAS?

Call of Duty: Black Ops 7 nos presenta una premisa interesante: volver a la historia de uno de los personajes olvidados: el hijo de Alex Mason, David “Section” Mason, protagonista de Black Ops 2; quien vivió una serie de desventuras ocasionadas por el villano de turno y uno de los más célebres de la franquicia, Raúl Menendez.

Black Ops 7 es la secuela directa de Black Ops 2. Durante 2025, el terrorista Raúl Menendez, bajo su facción “Cordis Die”, decide lanzar un ataque global paralizando la tecnología militar de las potencias más grandes del mundo y utilizándola a su conveniencia, creando una segunda guerra fría y conflictos en las ciudades más importantes del mundo, sobre todo en Los Ángeles, donde se desarrolla una parte importante del juego. Retomar dicho argumento emocionó a muchos fanáticos de la saga; sin embargo, el resultado fue realmente distinto.

Corre el año 2035. Diez años han pasado desde los eventos de Black Ops 2; las heridas que dejó el ataque cibernético de Menendez siguen vigentes. De hecho, esas llagas vuelven a sangrar cuando se muestra a un Raúl Menendez vivo y envejecido, algo imposible debido al ahora final canónico de BOPS 2, donde David Mason acaba con él. Quien revela este video es la villana en turno, Emma Kagan, líder de la compañía The Guilt. Dicho evento obliga a Mason y a su nuevo equipo JSOC, conformado por el veterano Mike Harper, Samuels y 50/50, a entrar al complejo y descubrir el porqué de este enigmático mensaje.

Sobre el papel, el camino que toma la historia podría sonar interesante e incluso esperanzador. Sin embargo, el resultado es más bien distinto, con una campaña y un argumento bastante pobres. Esta edición nos entrega una historia poco cautivadora, personajes olvidables y desperdiciados, un argumento predecible y sin impacto para lo que no solo Call of Duty, sino una sub-saga tan prestigiosa como Black Ops representa.

EL EQUIPO ES IMPORTANTE… SI PUEDES PERMITÍRTELO

Call of Duty, desde sus inicios, nos ponía sobre la mesa un cambio distinto respecto a otros FPS donde eras un Rambo o Schwarzenegger listo para todo y armado hasta los dientes: ahora eras un soldado, parte de un escuadrón, con armamento limitado. Pero esa no es tu fortaleza, sino tu propio equipo. Aquellos compañeros con los que luchas hombro con hombro, que aprendes a apreciar y en ocasiones a despreciar con el paso de las horas y las balas zumbando cerca de ti. Hacia el final no todos sobrevivirán, pero queda un lazo especial que perdura siempre. ¿Acaso nadie recuerda a grandes personajes como el primer Capitán Price, en la Segunda Guerra Mundial; Gaz, en Modern Warfare; o Weaver, Bowman y Woods en Black Ops? Pero ahora la cosa es diferente.

Esto no quiere decir que en Black Ops 7 te encuentres solo. Sí hay personajes secundarios. Pero el gran cambio viene en que esta campaña es cooperativa y siempre en línea, por lo que la única manera de tener compañía es jugar con otros.

No es la primera vez que contamos con una campaña cooperativa —ya lo vimos en Black Ops 3 y fue una de las decisiones más controversiales de la época—, pero contábamos con la oportunidad de jugar de manera individual y tener compañeros de IA. Sin embargo, en esta ocasión, si no cuentas con quién jugar, o simplemente no cuentas con una suscripción para jugar online, olvídate de tener tu escuadrón. Claro, esos personajes secundarios estarán hablando de fondo, pero no disparando a tu lado para apoyarte. Por lo que, por primera vez, lo que nació como una saga de compañerismo y trabajo en equipo pierde totalmente su sentido.

Bueno, técnicamente sí hay una manera de jugar solo: puedes entrar al modo y apagar la opción de matchmaking para que nadie más se una; pero sigue siendo 100% online, sin manera de pausar y, sobre todo, es evidentemente que la campaña no fue diseñada para jugarse así.

Si tu razón principal para comprar los Call of Duty es la campaña, este definitivamente no es el mejor año para adquirirlo.

¿MULTIJUGADOR NUEVO?

Todos sabemos que el modo más importante y llamativo de todo Call of Duty ha dejado de ser la campaña. Desde Call of Duty 4: Modern Warfare, el modo multijugador se convirtió en aquél donde los jugadores pasan el 90% del tiempo jugando; donde compiten horas y horas hasta conseguir el camuflaje o nivel de prestigio que tanto quieren; y entrando a partida tras partida para mejorar sus estadísticas. Y todo funcionaba muy bien, hasta que el Skill Based Matchmaking atacó, una mecánica que te emparejaba con jugadores según tu nivel, pero de una manera bastante desequilibrada, basada en tus acciones por partida y no estadística general.

Si eres parte de aquel colectivo que detestaba el SBMM, te complacerá saber que este ha desaparecido, parcialmente. Afortunadamente, el SBMM se encuentra desactivado por defecto en los modos principales. Sin embargo, si decides jugar en el modo liga, este persistirá, por lo que seguirás siendo emparejado según tus acciones.

Cada entrega busca traer sobre la mesa mejoras o cambios referente a juegos anteriores. Black Ops 6 nos trajo las botas al suelo, pues al centrarse en la Guerra del Golfo, mecánicas como jetpacks o saltos irreales quedaron fuera para dejarnos con un movimiento fluido en todas direcciones. Black Ops 7 busca recobrar el movimiento que Black Ops 3 hizo tan célebre, pues volveremos a correr por las paredes para convertir el campo de batalla en uno lleno de oportunidades. Y es que el movimiento del juego es increíblemente responsivo y dinámico, lo cual dota al título de uno de los mejores movimientos de la saga. Eso sí, también tiene sus fallos, como un Time To Kill bastante inconsistente, donde sentirás que tardas una eternidad para matar a un enemigo, pero un guiño para que acaben contigo.

Por otra parte, la polémica más grande fue el uso de la IA en los cosméticos y la creación de Calling Cards, cosa que no pasó desapercibida. La respuesta del público ha sido bastante negativa respecto a este tema, lo que indica que la comunidad no está nada contenta con este tipo de contenido.

El modo zombis intenta ser reminiscente a Black Ops 2 con un nuevo vehículo personalizable, y es un modo bastante entretenido. Ashes of the Damned es una buena invitación e introducción a lo que estará por ofrecer a lo largo de un año. Este mapa podría ser llamado Tranzit 2.0, pues se nota lo que bebe del original: un vehículo para explorar el Dark Aether es muy interesante, pero te recomendamos explorarlo al lado de tus amigos. Al igual que la campaña nos demuestra, no es muy buena idea (ni muy divertido) jugar por tu cuenta.

En definitiva, el modo multijugador es el punto más fuerte del título; pues es frenético, con mucha variedad y con grandes mejoras en el movimiento. Aún así nos deja con ganas de más, considerando el precio de lanzamiento del título. Pero, como siempre, habrá que esperar a ver qué traen Activision y Treyarch con las clásicas actualizaciones bimestrales.

¿VALE LA PENA?

Black Ops 7 nos ofrece un montón de contenido, pero no todo vale la pena. La campaña intenta ser cinemática pero carece de impacto; el modo multijugador es uno bastante completo y atractivo, pero no evoluciona mucho frente a años anteriores; y mapa de zombis entretenido, pero nada más. En general, el paquete está bien, pero esperábamos más de la nueva gran entrega de Call of Duty.

Para cerrar en una nota positiva, hay algo que el título hace muy bien: unir la experiencia de juego en sus modos en un solo medio de avance y progresión, pues lo que hagas en un modo impacta en el otro. De esta manera, sin importar qué estés jugando, siempre sientes que estás trabajando en conseguir algo y es un bucle gratificante.

Pero en general, sí nos quedamos con ganas de más, una mejor secuela del legendario Black Ops 2. Una campaña más consistente, cautivadora y que te permita jugarla como quieras, no que quiera obligarte a hacerlo manera cooperativa. O un multijugador que nos regresara a los buenos años de Black Ops 3, con una de las más grandes propuestas de la saga en cuanto a competitivo se refiere.

Treyarch intentó crear una amalgama con lo mejor de la saga, pero lamentablemente solamente acierta en ocasiones, ya que también retomó cosas que tenía que haber dejado en el olvido. El tema de la campaña es el que más duele, pues mancha de alguna manera el renombre de los Mason y deja un estigma difícil de quitar sobre la sub-saga más importante y célebre de Call of Duty: Black Ops. Aunque si lo que realmente lo que te importa es el multijugador, el potencial está ahí, gracias a las nuevas opciones de movimiento y a que lo que hemos recibido es divertido y entretenido. Ahora toca esperar las actualizaciones.

PROS:

  • Progresión universal: tus avances en un modo impactan en el otro.
  • El regreso de personajes como David Mason: el juego intenta ser una oda a lo visto desde el primer Black Ops.
  • Un modo multijugador que promete. Si bien ahora no es increíble, tiene potencial con las actualizaciones bimestrales.

CONTRAS:

  • Requiere estar conectado todo el tiempo al online. De lo contrario, ningún modo es accesible.
  • Una campaña poco cautivadora y meramente cooperativa nos arrebata el sentimiento inmersivo al que Activision nos tiene acostumbrados. No hay compañeros IA.
  • La decisión de agregar una barra de vida a los enemigos nos hace sentir que disparamos a esponjas de balas; que va en contra de lo que Call of Duty representa.