The Judas Contract es el arco argumental más importante en la historia de los Teen Titans. Escrito por Marv Wolfman y dibujado por George Pérez, la obra cuenta uno de los momentos más oscuros dentro del equipo, donde la confianza fue quebrantada y la sed de venganza se apodero de los jóvenes guerreros. Uno de los cómics que estableció la forma de crear historias en DC.

La versión animada de The Judas Contract nos presenta una versión más ligera de la historia que debutará en 1984, aunque con la misma calidad que la editorial nos tiene acostumbrados en sus últimos proyectos animados. Siendo una secuela directa de Teen Titans vs. Justice League, el equipo protagonista tiene algunos cambios en comparación con su versión impresa, pero en esencia se mantienen los rasgos más importantes.

Con Starfire al mando, el equipo está conformado por Chico Bestia, Terra, Blue Beatle, Raven y Robin (Damian Wayne), mientras que Nightwing sirve de consejero y amigo para los Titanes. Al momento de integrarnos a la historia, tanto Dick Grayson como el equipo de adolescentes, ya le siguen los pasos a una secta extremista liderada por Brother Blood, quien busca apoderarse de los poderes del equipo para completar su transformación en Dios.

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Sin embargo, el verdadero potencial de la historia se encuentra orquestado por Deathstroke con un elemento infiltrado en los Teen Titans. Es éste punto la clave para el desarrollo de la obra, tanto en cómic como en su versión animada; adentrarnos al equipo, sus decisiones y sentimientos, para después conocer las oscuras intenciones de uno de los miembros. Y aunque el desarrollo de éste apartado funciona, no se siente tan crudo como la primera vez.

Si bien las intenciones del elemento traidor, así como su desesperación y locura, se entienden dentro de la cinta. La realidad es que, a comparación del cómic, el efecto está diluido para no llegar a lo que bien podría ser una cinta más subida de tono. Como mencionamos, los rasgos característicos forman parte de la película, pero no al mismo nivel que el original, pero sí con más fuerza que su contraparte de la serie animada.

En primer lugar, la historia no se guía únicamente por el conflicto interno entre los Titanes, sino que busca dar un espacio importante a cada uno de los miembros para generar empatía de camino al momento clave. Lo mismo ocurre con la subtrama protagonizada por Nightwing y Starfire, que además de aligerar la cinta, no agrega más que algunos momentos de la participación de Dick en la obra original.

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Otro punto a mencionar es Deathstroke, quien logra funcionar como villano ante Damian Wayne, siempre y cuando hayas seguido las anteriores cintas animadas de DC, mientras que ante el resto del equipo podría pasar un tanto desapercibido. Lo anterior con un punto a favor y en contra; el primero en beneficio de la -incomoda- relación con el traidor del equipo y el segundo al dejar fuera un par de personajes clave para el villano en el cómic.

Ahora, Teen Titans: The Judas Contract sí funciona por si sola. Sin la referencia del original, la historia logra mantenernos interesados y el desarrollo de los personajes y situaciones corre de buena manera para el momento de las revelaciones. La relación del equipo, así como los intereses que cada uno de los miembros persiguen, afinan los detalles para ya no solo la traición, sino el discurso final de la cinta y el seguimiento del equipo en este universo animado.

Por nuestra parte, agradecemos que Batman se haya tomado un descanso de las cintas animadas, y aunque Robin y Nightwing tengan un papel relevante en la historia, tiene más sentido la presencia de ambos personajes que otra aparición forzada del Murciélago en la Torre de los Titanes.

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Al final del día, The Judas Contract funciona mejor si no has leído el cómic del que proviene (suma una estrella a la calificación final); en caso contrario podrías sentir un poco de decepción por el potencial de la trama original y el resultado de la adaptación. Una cosa sí es seguro, las versiones animadas de DC siguen mostrando un potencial increíble, y nos agrada la idea de que las últimas dos tomen equipos con menos hype e historias más maduras.

Por cierto, la película no es una cinta apta para todo público, recomendamos discreción con los más pequeños del hogar.

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