DC continúa con su increíble racha de películas animadas inspiradas en historias concebidas en los cómics posteriores a The New 52. Luego de un 2016 con películas como The Killing Joke y Return of the Caped Crusaders, la editorial en, conjunto con Warner Bros., sigue expandiendo su universo animado con personajes menos conocidos, pero igual de efectivos a la hora de contar una historia emocionante para los amantes de los cómics.

Justice League Dark (JLD) reunió en 2011 a varios personajes mágicos y místicos del DC Universe para complementar la galería de títulos disponibles en Los Nuevos 52. El principal atractivo de dicha serie radica en la aparición de John Constantine en el contexto principal de la editorial, participando con los héroes y villanos de DC, e incluso liderando a la versión oscura de la Justice League. Cabe destacar que el cómic fue rumoreado como un próximo proyecto de Guillermo del Toro para expandir el DC Extended Universe.

Y es precisamente la idea del cineasta mexicano la que se ha usado para la versión animada de Constantine y compañía. Para que nadie se pierda en la trama, JLD se presenta como una historia de origen, no de los personajes que forman el grupo de héroes, sino de cómo llegan a formar el equipo… o las bases del mismo. Mientras una invasión de pesadillas provoca que los ciudadanos se comporten de forma anormal, la Liga de la Justicia debe encontrar una forma de detener esta oleada de extraños crímenes.

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Con el fin de esclarecer todo el asunto, Batman se encarga de reclutar a John Constantine, un arrogante hechicero británico que tiene dominio sobre las artes oscuras. Mientras el Detective convence a nuestro nuevo héroe, otros personajes con habilidades similares se sumarán al interesante grupo como la maga Zatanna, el espíritu conocido como Deadman o Etrigan el Demonio. Liderados por Constantine, el equipo encontrará el origen de las horribles pesadillas para acabar con la fuerza oscura de una vez por todas.

La historia recurre al siempre agradable cliché de la reunión de superhéroes, con algunos minutos de presentación para cada uno de los integrantes, un poco de contexto sobre sus historias, las motivaciones de cada uno de ellos y el momento cumbre en que logran trabajar en equipo. En ese sentido, Justice League Dark se siente fresca, pues no estamos ante un Superman de otro universo y un Batman del pasado, sino con un equipo paralelo a la Justice League que todos conocemos, con elementos menos explorados fuera de las viñetas.

Lo anterior sería una jugada arriesgada por parte de Warner Animation si en la portada de la película no apareciera el rostro de Batman. La aparición del enmascarado de ciudad Gótica es extraña e innecesaria en casi toda la trama, en ningún momento son útiles sus gadgets o incredulidad ante la magia, y se siente forzada su aparición, quitando incluso protagonismo a John Constantine. Definitivamente amamos a Batman, pero ya debería tomarse un descanso de todas las películas animadas de DC Comics.

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Salvo el punto anterior, Justice League Dark se desarrolla de una manera increíble, con la presencia de personajes importantes en el cómic que se inspira o referencias al pasado y futuro de este universo animado. Entrando en un apartado técnico, la cinta tiene altibajos en la animación, con algunas tomas que parecen menos detalladas que otras o los mismos escenarios vacíos que hemos visto en películas anteriores. Sobre el sonido no hay queja alguna, en especial cuando escuchamos a Matt Ryan en su papel de Constantine y nos quedamos con ganas de seguir viéndolo en la televisión.

Justice League Dark aprovecha su anonimato para destacar en el universo animado de Warner y DC con una propuesta arriesgada, hasta cierto punto, pero refrescante de los héroes tradicionales. Nos gustaría seguir el rastro de este equipo, así como de los Teen Titans o Suicide Squad, para liberarnos un rato de Superman, Wonder Woman y, sobre todo, Batman.

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