El «reboot» de la legendaria franquicia de juegos Wolfenstein llegó en 2014 de la mano de The New Order, título que nos presentó una realidad alternativa en la que los nazis ganaron la Segunda Guerra Mundial. Y aunque la historia pudo haber terminado ahí, el éxito fue rotundo y por eso pudimos tener una precuela (The Old Blood) y ahora, también una secuela — The New Colossus. La razón es sencilla: matar cientos de hordas de nazis a balazos es increíblemente divertido. B.J. Blazkowicz es como una fusión entre Rambo, Terminator, Jason Bourne y cualquier personaje de Liam Neeson. Un ejército de un hombre que, debido a su fuerza mental y física, puede acabar con instalaciones enemigas él solo.

B.J. Blazcowicz está de vuelta y con sed de venganza

En búsqueda de la resistencia americana

Wolfenstein II: The New Colossus comienza en el el mismo instante en que termina The New Order, en el complejo del General Wilhelm «Calavera» Strasse cuando este acaba de ser asesinado. Después de haber «cumplido su misión», William acepta su destino y da la orden para que se bombardee el edificio y desaparezcan para siempre todas las atrocidades que ahí ocurrieron. Sin embargo, era obvio que Anya, Catherine, Fergus/Wyatt y todo el Kreisau Circle no iban a dejar morir a su mejor hombre. Lamentablemente, a pesar de ser rescatado, William queda al borde de la muerte y en un coma por casi medio año, y no despierta hasta que necesita salvar al mundo de nuevo. La guarida de la resistencia es invadida por Irene Engel, quien, en búsqueda de venganza, quiere acabar con todos los que se opongan al régimen.

Pararé ahí para no revelar más detalles, pero debes saber que algo que sucede en ese asalto tiene consecuencias profundas en el resto de la historia, y sobre todo, en el personaje y el actuar de Blazkowicz. A través del juego, William estará en constante diálogo interno, cuestionando temas trascendentales como la vida, la muerte, la guerra y la forma de actuar de la humanidad. La premisa de la narrativa es sencilla: iniciar una revolución en contra del régimen en Estados Unidos. Y aunque la mayor parte del tiempo lo pases reventando cráneos, explotando y quemando nazis, eso no quiere decir que el hilo argumental sea inexistente. Wolfenstein II tuvo el duro trabajo de balancear un gameplay inverosímil, ridículo y hasta chistoso con una historia que lidia con temas tan importantes como la explotación humana, el racismo, la xenofobia y la apropiación cultural. A través de la partida también conoceras un buen número de personajes nuevos que también revelarán sus motivaciones para esta lucha, y cuyas interacciones con tu grupo de gente serán por demás interesantes.

Particularmente, Wolfenstein II hace un excelente trabajo explicando por qué el régimen nazi es tan odiado y por qué B.J. Blazkowicz tiene esa personalidad tan estoica — aún mucho más que en las anteriores entregas. A través de recuerdos y hasta un encuentro cara a cara con su papá, entendemos las dificultades por las que pasó William en su infancia. Después, Irene Engel y hasta el mismísimo Adolf Hitler realizan actos terriblemente atroces y gráficos frente a nuestras narices, actos que refuerzan más el odio al régimen. Sí, matar nazis es divertido, pero también es extremadamente catártico.

Matar, reír, matar repetir

Tú vs. el régimen

El gameplay siempre ha sido la crema y nata de Wolfenstein II, y en este caso sigue siendo igual de divertido que en las anteriores entregas. A través de muchas y variadas locaciones que van desde el subterráneo de Manhattan hasta un complejo secreto en el Área 51 de Roswell o la superficie de Venus, nuestro objetivo será, principalmente, matar nazis. Como en anteriores ocasiones, el juego te da la oportunidad de «intentar» ser sigiloso, y lo pongo entre comillas porque todos sabemos que esa estrategia siempre termina fallando. Y ahí es cuando Wolfenstein II brilla más: cuando tienes la adrenalina a tope; porque estás tú solo en un edificio lleno de cientos de enemigos disparándote, lanzándote perros, fuego y hasta lásers al mismo tiempo; pero a base de fuerza de voluntad y miles de balas, sales victorioso. Y de hecho, salir victorioso será más difícil que nunca. No me considero un experto en juegos FPS, pero tampoco diría que soy malísimo. Aún así, hubo momentos en que tuve que bajarle la dificultad al juego sencillamente porque llevaba atorado más de una hora en cierta sección. En este sentido, podría decirse que Wolfenstein II llega a ser injusto; pues aunque las armas, las balas, las medicinas y los escudos sobran; los enemigos pueden ser demasiados o ser esponjas de daño que tardan demasiado en morir. Debido a esto, derrotar centenas de soldados y decenas de robots enemigos con todas las posibilidades en tu contra genera un gran sentimiento de satisfacción cuando finalmente «limpias» un área.

Por otra parte, tampoco puedo decir que hay gran innovación en este apartado: Wolfenstein II se juega prácticamente igual que sus antecesores, y los cambios son pocas y no muy significativos. La variedad de armas no cambió mucho, y de hecho, da la impresión de que no importa que arma elijas pues la mayoría se comportan más o menos igual — a pesar de lo que digan las descripciones. Afortunadamente, las 3 modificaciones libres que puedes realizar a cada arma alivian un poco este problema, pues puedes convertir un rifle en un sniper o hacer que una metralleta semiautomática lance balas de fuego. Y por supuesto, los «Perks» también regresan, los cuales te otorgan ventajas después de realizar cierto número de actividades (como matar gente sigilosamente o a través del uso de fuego). Así, dependiendo de tus armas y tu estilo de juego, William se irá haciendo mejor en ciertas áreas de combate. El gran cambio que hay en esta entrega son las llamadas «Contraptions«, piezas cyborg que adquieres un poco después de la mitad del juego y que te darán distintas ventajas de combate: puños que te ayudan a destruir estructuras o enemigos, piernas que te hacen brincar y elevarte muchos metros o un arnés que te permite contraer tu cuerpo para entrar en espacios estrechos y sorprender a tus enemigos. A través de la exploración puedes conseguir todas las Contraptions, y ahí es cuando se siente que Wolfenstein II más completo y complejo que sus antecesores.

Para los más clavados

Se ve así porque es una transmisión por TV de la época

Wolfenstein II también tiene mucha rejugabilidad. Ademas de una campaña que puede durarte fácilmente 10 horas; prácticamente cada área tiene un par de capitanes, los cuales puedes matar sigilosamente para evitar que suenen una alarma y pidan refuerzos. Lo interesante de estos enemigos es que tienen objetos llamados «Códigos enigma», los cuales puedes recolectar y a través de un minijuego de puzzle, encontrar las ubicaciones de comendantes para poder asesinarlos y debilitar más al régimen. La información de los comandantes se combina con cientos de coleccionables y pláticas que puedes tener con tu tripulación para añadir una capa narrativa a este juego. Sí, lo importante es lo que sucede con William, pero todas estas piezas de información te muestran todo lo que sucede alrededor, todo lo que no ves en un mundo subyugado y miserable.

Por último, el aspecto técnico del juego se saca un 10. Visualmente, Wolfenstein II  se ve bien a secas, pero las cinemáticas se ven espectaculares. La banda sonora sabe balancear muy bien las melodías melancólicas o lentas que hay que usar en momentos de tristeza o aflicción con las guitarras eléctricas y el estruendo de un enfrentamiento. Además, a pesar de que muchas veces hay decenas de enemigos en pantalla, prácticamente no noté caídas de framerate o de rendimiento. Ni siquieraexperimenté bugs, glitches visuales o errores que crashearan el juego, algo que —hay que decirlo— es común en los juegos de Bethesda. ¡Gran trabajo MachineGames!

Wolfenstein II: The New Colossus culmina de manera satisfactoria la segunda de tres partes que cuenta esta realidad alternativa controlada por los nazis. Entrar a un cuarto tú solo disparando y matar a todo lo que se te cruce por tu camino sigue siendo igual de divertido que hace 20 años, con la ventaja de que ahora hay un verdadero hilo argumental que justifica tu comportamiento. Tal vez este título no sea tan innovador en cuestiones de gameplay, pero definitivamente es necesario para todos aquellos que crecieron jugando DOOMWolfenstein 3D.

Pros:

+ Historia divertida pero que trata temas importantes

+ Matar nazis es siempre divertido

+ Cientos de coleccionables te permiten aprender mucho sobre este mundo si es lo que te gusta

+ El juego se ve bien, las cinemáticas se ven MUY bien

Contras:

– Poca innovación en el combate

– El juego puede ser algo injusto/demasiado difícil