Hoy día, parece que el género RTS solo protege a su vacas sagradas y no deja entrar nuevos competidores. Afortunadamente, Iron Harvest es una propuesta que, a base de hierro y petróleo, busca tallar su propio nicho.

La cosecha del hierro

Si hay algo por lo que alabar a Iron Harvest desde el minuto es, al menos, su increíble atmósfera dieselpunk. Establecido en una línea temporal alternativa, este RTS se ubica en un año 1920 en el que la humanidad no solo está descubriendo las máquinas de hierro para producir, sino también para pelear. Por eso, el atractivo principal aquí son batallas de ejércitos de humanos, acompañados de poderosos y amenazadores mecas que destruyen todo a su paso. No obstante, aquí hay mucho más que ver que solo impresionantes máquinas de metal.

A diferencia de otros RTS cuyo componente principal y prácticamente único es el multijugador, Iron Harvest realiza un increíble trabajo narrativo con una campaña triple que también funciona como tutorial. En cada una de estas campañas, utilizarás a las naciones de Polania, Saxony y Rusviet (¿a que no adivinas qué países representan?), quienes se encuentran en una encarnizada guerra de sangre, hierro y petróleo para resolver un gran conflicto en Europa occidental. Sí, durante las misiones el gameplay está fundamentado en las mecánicas RTS de construcción, recolección de recursos y batalla tradicionales, pero la gran historia que se está contando es lo que te impulsa a seguir. Aunque, también debo aplaudir que hay gran variedad de objetivos para los diferentes escenarios.

Entre cada misión hay cinemáticas muy bien logradas que se ven y se escuchan excelente, considerando el poco empeño que se le suele poner a este aspecto en otros exponentes del género. Incluso, durante las misiones, los personajes hablan mucho entre ellos, lo que también resalta el excepcional trabajo de doblaje tanto en inglés como en polaco, alemán y ruso. Durante las campañas encontrarás más que un pretexto para reducir a tu oponente a cenizas, pues hay una gran historia que entrelaza a estas 3 naciones y que te deja ver, de primera mano, los estragos de la guerra en la sociedad.

El que a hierro mata, a hierro muere

Hablemos de gameplay. En pocas palabras, Iron Harvest se enorgullece de ser un RTS, por lo que las mecánicas fundamentales están ahí. Sí, construyes edificios, creas unidades, recolectas recursos y te enfrentas en múltiples ocasiones a tus oponentes hasta que solo uno queda en pie. Sin embargo, este título también innova cambiando las cosas. Creo que la mejor manera de expresar la diferencia es que Iron Harvest ofrece una experiencia más simplificada. Solo puedes construir un cuartel general (para crear unidades básicas), un cuartel (para crear soldados) y un taller (para crear mecas y armas móviles); además de algunos edificios defensivos, como una estación médica, bolsas de arena, alambre de púas y minas (es una guerra, a fin de cuentas). Además, solamente hay 2 recursos que recolectar, hierro y petróleo, con los cuales construirás absolutamente todo. Esto puede ser visto como una ventaja o una desventaja: los principiantes en el género estarán agradecidos con un sistema más o menos sencillo, pero los veteranos podrían quedar decepcionados con el poco nivel de complejidad.

Cada facción tiene sus propias unidades, mecas y héroes únicos, así como sus propias ventajas y desventajas, lo que permite que cada una sea verdaderamente única. Por ejemplo, Polania no puede crear médicos, pero sus guerreros suele tener largo alcance, y posee al rapidísimo meca «Smialy» que puede barrer con la infantería enemiga, y a la heroína y francotiradora Anna Kos y su fiel oso Wojtek que cura unidades cercanas.

Ya en una partida, tus objetivos son bastante claros: hacerte de los depósitos de petróleo y hierro lo más rápido posible y mantenerlos, con el fin de obtener más recursos por segundo y crear más unidades para abrumar al enemigo. Un cambio interesante es que las unidades básicas pueden tomar armas caídas en el campo de batalla para cambiar a otras, ahorrándote trabajo y gastos. Además, también hay un sistema de veteranos de guerra, con el que las unidades que sobreviven y cumplen objetivos suben de nivel, reciben más vida y armadura y hasta desbloquean habilidades especiales. Con esto, Iron Harvest intenta recompensar el juego y el movimiento inteligente.

En el calor de la batalla, debes analizar qué unidades trae tu enemigo para así contraatacar con las tuyas que las superen. Además, hay un sistema de cobertura que ayuda a que tus soldados duren más si se ubican en los lugares correctos. O al menos así debería funcionar. Lamentablemente, las batallas son muy frenéticas, por lo que apenas tienes tiempo de microgestionar tus unidades para atacar correctamente, como para estarte preocupando por más cosas. El sistema de cobertura no funciona muy bien, pues debido a que tu ejército siempre se mueve en pelotones, siempre queda alguien descubierto. Además, el movimiento no es precisamente preciso, por lo que algunas unidades se mueven de manera extraña o se ponen en lugares pésimos. En esta misma línea, también debo decir que la inteligencia artificial puede ser bastante mala en ocasiones, lo que reduce el desafío, y que el movimiento lento de algunas unidades puede llegar a ser exasperante.

A pesar de estos desperfectos (solucionables), es importante señalar que las batallas son siempre un deleite visual: ver a los soldados disparando desde sus barricadas, al tiempo que un par de mecas pelean cuerpo a cuerpo, granaderos destruyen edificios y hay lanzallamas desde la retaguardia de cada frente quemando todo lo que se acerca, es un espectáculo tan ridículo como impresionante. Definitivamente, la atmósfera dieselpunk de 1920 es lo mejor de Iron Harvest, pues combina elementos impensables y el resultado es magnífico. Además, también es de aplaudir que aunque suceda tanto en pantalla al mismo tiempo, no haya problemas de rendimiento.

Al hierro caliente, batir de repente

En cuanto a modos de juego, Iron Harvest es bastante amplio. Además de las 3 campañas que te ofrecerán horas de entretenimiento, también hay escaramuzas personalizadas y desafíos para enfrentarte contra la inteligencia artificial. Y si ya te sientes muy experto, también hay un modo en línea para jugar partidas rápidas o el temible modo clasificatorio. Como detalle, también es interesante que cada microobjetivo que cumplas en el juego te otorga dinero que podrás usar para comprar cosméticos y personalizar tu perfil público. Además, KING Art Games también tiene un muy claro mapa de desarrollo en el que promete mucho contenido por mucho tiempo, como nuevos mapas, facciones y modos de juego.

En conclusión, Iron Harvest es un juego con muchísima atmósfera y una genial campaña. Su gameplay gravita más hacia el de un RTS simple y rápido que el de a uno complejo y táctico, por lo que tú debes decidir si te gusta el resultado. Hay varios errores que perjudican la experiencia en las partidas, pero me parece que son solucionables por medio de parches. Si KING Art Games continúa brindando soporte a su título, Iron Harvest bien podría ser un nuevo competidor en el género. A fin de cuentas, es el único que tiene mecas gigantes de hierro.

Pros:

+ Atmósfera increíble

+ Gran trabajo narrativo en la campaña

+ Gameplay accesible

Contras:

– El sistema de cobertura es bastante torpe

– La inteligencia artificial también es torpe

– Los veteranos del género podrían encontrar este juego demasiado simple