En el momento en que tomé el control de Jin, mientras iba montado a caballo galopando por un pastizal con hermosas flores blancas y un atardecer rojizo, me quedé boquiabierto. Llevaba menos de una hora jugando el nuevo título de Sucker Punch y supe perfectamente que sería la experiencia más cinematográfica que experimentaría en esta generación de consolas. Ahora, con el viaje en esta isla japonesa a punto de terminar, sé que no me equivoqué.  Ghost of Tsushima es, sin duda, el juego más hermoso de esta generación y quizá de la historia.

El samurái y el fantasma

Ghost of Tsushima cuenta la historia de Jin Sakai, un orgulloso samurái del siglo XIII quien lamentablemente tiene que vivir la guerra que ocurre en la isla de Tsushima frente a la invasión mongólica de Khotun Khan. Entrenado desde pequeño bajo el código del honor de los guerreros japoneses, Jin tiene que hacer frente al asesinato de su padre y el secuestro de su tío, en una época en la que el respeto por la familia, los lores y hasta el enemigo, lo eran todo. A lo largo de la larga campaña y el extenso mapa de Tsushima, debes ayudar al protagonista a hacerse más fuerte para así salvar a los indefensos y acabar con los mongoles.

Aunque Jin tiene toda la intención de seguir todas sus enseñanzas, muy pronto se da cuenta de que, para salir victorioso en esta guerra, debe utilizar técnicas menos honorables y convertirse en un «fantasma», no siempre atacando frente a frente. Esta dualidad causa un conflicto interno en el protagonista a lo largo de la campaña y plantea como pregunta la máxima de Nicolás Maquiavelo: ¿realmente el fin justifica los medios?

A lo largo de su viaje, Jin conoce a montones de personas cada una con sus propias luchas, motivaciones y demonios, gracias a lo cual puedes identificarte más con el ciudadano de la época y el sufrimiento que causó la guerra. Lamentablemente, quizá por la manera estoica en la que fue educado, Jin no es un personaje particularmente sentimental ni expresivo, por lo que en momentos llega a sentirse un poco unidimensional en comparación con sus contemporáneos.

El mundo es tu guía

Leyendo opiniones en Internet cada que Sucker Punch mostraba un poco de gameplay antes del lanzamiento del juego, encontré un comentario que ahora me parece muy acertado, si acaso reductivo: Ghost of Tsushima es el juego de Assassin’s Creed que Ubisoft nunca pudo hacer. Las similitudes entre estas 2 franquicias son evidentes, pero Ghost of Tsushima supera a la saga de los asesinos con creces. Y una de las razones es su fuerte inspiración en The Legend of Zelda: Breath of the Wild, uno de los mejores juegos de todos los tiempos.

Breath of the Wild cambió el paradigma de la exploración en los juegos de mundo abierto, dejando de lado el minimapa y los menús para utilizar el mismo mundo como tu guía y lo que tus ojos ven como punto de referencia. En Ghost of Tsushima, esta mecánica regresa y podría decir que hasta se perfecciona. Simplemente quédate quieto un momento, voltea a ver algo interesante a la distancia y ve hacia él. Humo blanco, humo negro, un pájaro o un zorro que te pide que los sigas, algún edificio grande, luciérnagas o una serie de arcos Torii. Cada cosa en este mundo te lleva a algún punto de interés que siempre te recompensará por tus ganas de explorar, desde puntos de vida hasta puntos de resolución para curar tus heridas o realizar ataques especiales, talismanes que te otorgan ventajas, puntos de experiencia, ropajes y fundas cosméticas para tus armas, y mucho más. Lo mejor de todo es que llegar a esos puntos de interés es increíblemente orgánico: en lugar de marcar un punto en el mapa y seguir flechas, un ligero viento te dirigirá hacia tu destino continua y gentilmente. Esta nueva mecánica podría ponerle punto final a las interfaces de usuario atestadas de información. En Ghost of Tsushima, si no estás luchando, la interfaz es prácticamente inexistente y esto ocurre por una excelente razón: Sucker Punch quiere que te enfoques en el precioso mundo que tienes frente a ti.

Atardeceres carmesí

Puedo decir, sin temor a equivocarme, que Ghost of Tsushima es el juego más hermoso que he jugado en mi vida. Cada pieza de la isla de Tsushima es un contraste casi etéreo de colores. La hierba verde, los árboles amarillos, las flores rosas, los cielos azules, las luciérnagas brillantes (y en ocasiones el carmesí de la sangre) llenan cada parte de esta isla, en la cual cada rincón es digno de una fotografía que puede convertirse en tu fondo de pantalla. Estoy consciente que lo que digo suena a exageración, pero ten en cuenta que no me refiero a los gráficos, sino al diseño de arte y la cinematografía. Jugar Ghost of Tsushima es como estar viviendo una película en la cual cada cinemática o locación fue elegida cuidadosamente para convivir armoniosamente con el resto. La musicalización es igualmente espectacular, con melodías tocadas con instrumentos japoneses que evocan tranquilidad cuando simplemente vas cabalgando o te relajas en unas aguas termales, pero aumentan tu adrenalina cuando te bates a muerte en un duelo contra 15 mongoles.

Hablando del aspecto audiovisual, no puedo evitar mencionar el robusto modo fotografía, que quizá sea el más completo de todos los exclusivos de PlayStation, ni tampoco el inmersivo modo Kurosawa. Este modo coloca el título en blanco y negro y hace modificaciones en el apartado audiovisual para hacer homenaje al legendario director Akira Kurosawa, quien popularizó las películas de samuráis en la década de los 50. Incluso, puedes colocar los diálogos en japonés, que aunque lamentablemente tienen un excelente doblaje, no tienen buena sincronización de labios y pueden llegar a distraer un poco. En cualquier caso, esta es una queja menor en el gran esquema de las cosas, pues cada segundo en Ghost of Tsushima causa un sentimiento de asombro solo por cómo se ve y cómo se escucha. Y aunque sea una delicia caminar por este mundo a pie o a caballo, si debes ir a algún lugar lejano, tampoco hay problema: los puntos de viaje rápido son abundantes y los tiempos de carga son ridículamente cortos.

Que corra la sangre

Vamos a abordar el elefante (¿o el samurái?) en la sala. Sí, Ghost of Tsushima se parece un poco a Assassin’s Creed. El mapa sí tiene símbolos de interrogación que muestran cosas que hacer. No obstante, como ya mencioné, en este título descubrirás la mayoría de ellas de manera orgánica simplemente explorando. Otro aspecto parecido es el de la batalla, aunque con algunas diferencias puntuales. Pasado cierto punto, Jin puede decidir cómo enfrentarse a los mongoles que se encuentra: ¿los retará como un honorable samurái? En ese caso, tienes a tu disposición la divertida mecánica de duelo. Te acercas, y como un estoico guerrero, te colocas frente a un enemigo y esperas al último segundo antes de que te ataque para desenvainar tu katana y derrotar de un solo golpe a uno, dos o hasta tres oponentes en satisfactoria cámara lenta. Después, debes lidiar con el resto utilizando una combinación de posturas de ataque (cada una de las cuales es efectiva contra algún tipo de enemigo) y tus herramientas fantasma, como bombas de humo, flechas y kunáis. El minuto a minuto de las batallas es dinámico y desafiante, pues generalmente te enfrentarás contra varios oponentes a la vez, los cuales no te darán respiro y a los cuales también tendrás que esquivar y repeler en el momento exacto si quieres salir vivo. El hecho de que no haya opción de fijar un contrincante permite que Jin se mueva libremente por el campo de batalla al estilo Spider-Man, aunque esto genera algunos problemas con la cámara de vez en cuando. Por otra parte, si no te gusta el conflicto directo, puedes asesinar a los mongoles desde las sombras. Lamentablemente, la mecánica de sigilo no está tan pulida, pues la inteligencia artificial es bastante tonta y te dejará en paz en cuestión de segundos si desapareces del campo de visión de quienes te buscan. En este sentido, se extrañan un poco los enemigos inteligentes de The Last of Us: Part II, por ejemplo.

Dejando de lado la narrativa principal, las misiones secundarias de Ghost of Tsushima varían en grados de complejidad narrativa. Por un lado, las personas importantes que te encuentras en tu viaje tienen sus propias sagas argumentales que cuentan con varias misiones y que permiten desarrollarlos considerando sus motivaciones para seguir luchando. También están las interesantísimas leyendas de Tsushima, que están basadas en cuentos que canta un bardo por medio de hermosas cinemáticas a modo de pintura, y que te otorgan armaduras, armas y técnicas secretas para aumentar tu repertorio en la batalla. Y finalmente, están los cuentos de Tsushima, que si bien no brillan por su excelencia narrativa, al menos ayudan un poco a contextualizar cómo sobrevivía el hombre común en esa complicada época. En general, Ghost of Tsushima tiene una buena combinación de historias, que si bien no llega a los niveles de The Witcher 3, tampoco decepciona.

Ciertamente, Ghost of Tsushima no reinventa la rueda de los juegos de mundo abierto, pero la realidad es que tampoco intenta hacerlo. Sucker Punch simplemente decidió desarrollar la temática japonesa de los samuráis y la ejecutó prácticamente a la perfección, ofreciendo un mundo audiovisualmente hermoso, un modo de exploración excelso y hasta ahora único, un sistema de batalla muy satisfactorio, y una serie de narrativas cohesivas y, en ocasiones, épicas. Si eres fanático de la cultura asiática, el cine, los samuráis, los ninjas y la sangre, Ghost of Tsushima te encantará, pues es notorio que el estudio hizo muy bien su tarea. A fin de cuentas, no es ninguna casualidad que, con lo especiales que son los japoneses, hayan amado este juego.

Pros:

+ Audiovisualmente hermoso sin comparación

+ Modo de exploración limpio y que recompensa la curiosidad

+ Sistema de batalla variado y satisfactorio

+ Un gran homenaje a la cultura japonesa

Contras:

– A Jin le falta un poco de personalidad

– La inteligencia artificial deja qué desear

– Algunos problemas con la cámara durante la batalla