Mis papás me regalaron (bueno a mi hermana) el primer PlayStation para que yo no tuviera la necesidad de salir de mi casa por las tardes a las maquinitas. Todo el asunto de ir a la farmacia a gastarme el cambio de las tortillas en The King of Fighters no significa nada para mí… a lo mucho es una broma recurrente que me parece familiar por anécdotas de connotados analistas de la industria de videojuegos en México, pero nada que me haga sentir identificado. Aún así ame Hi Score Girl.

Lamentablemente el factor social de esa interacción fuera de casa me causa la misma envidia que las LAN Party con el primer Xbox o las reuniones con Smash Melee en Game Cube. Yo me convertí en “gamer” hasta que me regalaron el primer Xbox en la Navidad de 2005. A pesar de tener un Game Boy Color y el mencionado PlayStation, los videojuegos no eran más que un pasatiempo para mí. Uno muy divertido, pero nada que me hiciera pensar en un futuro relacionado con la industria de los videojuegos.

En 2019 les puede decir que de no ser por los videojuegos no sabría qué hacer con mi vida. Hace unos meses les escribí sobre mi primer y terrible cuatrimestre en la universidad, donde apenas y alcance a pasar algunas materias en medio de Gears of War 3, Skyward Sword y L.A. Noire. Y es que en mi cabeza era más fácil elegir una ingeniería (JA) que decirles a mis papás que deseaba estudiar Ciencias de la Comunicación para escribir en revistas de videojuegos…

El slogan de Joystick Cloud es “Pasión por los videojuegos” y a lo largo de mis 25 años me he dado cuenta de que esa frase tiene una fuerza bastante poderosa sobre la forma en que tomó algunas decisiones. Esta enorme introducción tiene como fin dar paso a mi experiencia con los 12 capítulos de Hi Score Girl, anime inspirado en el manga High Score Girl de Rensuke Oshikiri. La primera temporada se estrenó en julio del año pasado, pero repuntó este inicio de año y ya la pude ver.

ROUND 1

Hi Score Girl sigue los pasos de Haruo Yaguchi un joven videojugador de los salones de arcade en Japón que está obsesionado -de manera casi enfermiza- con los videojuegos, sobre todo con el recién lanzado Street Fighter II. Un día mientras su racha de victorias en su local favorito crece de manera insólita es derrotado por una prodigiosa chica llamada Akira Oono. Lo interesante es que la chica no solo es una de las mejores en el clásico de Capcom, sino que además es la más linda, inteligente y adinerada en la escuela a la que asiste Yaguchi.

Tras perder ante alguien que aparentemente no debería ni siquiera conocer los salones de arcade, Haruo se obsesiona con la idea de derrotar a Oono en Street Fighter II y en cualquier otro videojuego que se cruce en su camino. Sin embargo, entre más tiempo pasan discutiendo a través de los combos y ataques especiales, surge algo más entre ambos que solo una típica rivalidad de jugadores experimentados.

De manera superficial la magia de Hi Score Girl parece estar en las increíbles referencias a la cultura de los videojuegos en Japón durante la década de los noventa. Street Fighter II, Fatal Fury, Darkstalkers, Virtua Fighter, Tekken, Sega, Nintendo, Neo Geo, TurboGrafx y muchísimas marcas, consolas, arcades y juegos de aquellos años se hacen presentes en cada episodio para recordarnos lo increíble que son los sprites en un arcade retro o la maravillosa evolución de la industria en tan solo un par de años.

FIGHT!

Al igual que Ready Player One (Steven Spielberg, 2018), las referencias a la cultura pop y los guiños relacionados con lanzamientos y personajes son la clave para enganchar a la audiencia. Pero es gracias a la historia y el desarrollo de los protagonistas que descubres el verdadero trasfondo de la animación. Por ejemplo, RPO es una historia de amor; la de un chico que se enamora de una chica que juega videojuegos. Claro que el skin es impresionante y te pierdes un rato buscando a Sonic o al Big Daddy en la pelea final, pero la clave está en cómo ese protagonista se parece tanto a un jugador como tú… o como yo.

En Hi Score Girl pasa algo muy similar. Haruo Yaguchi está todo el día pensando en jugar videojuegos, como probablemente muchos de nosotros ante la salida de un nuevo título que tenemos muchísimas ganas de probar. El opening lo presenta viendo al horizonte por las ventanas de su escuela, pero lo que él está viendo en realidad son las pantallas de varios títulos de arcade, seguramente esperando que pasen las horas restantes para correr a su local más cercano y ponerle las manos encima a 1942 o Gradius.

Así de obsesionado puede estar uno cuando lo único que quiere es regresar a su casa a jugar Grand Theft Auto, Pokémon, Fortnite o Galaga. No importa la edad, el género o lo que sea, jugar videojuegos es una cosa increíble. Y este anime lo retrata de manera súper personal e íntima, haciendo que más allá de conectar con el protagonista, de repente tengas un flashback a una situación similar en la secundaria, prepa o universidad. Y no solo esa parte de querer jugar por jugar y pasar un rato, sino todo el asunto de saber qué onda con el juego, comprar revistas (cuando había), conocer la historia del juego y todo eso que amamos de la industria.

Y es que hay momentos en los que estamos clavados muy cabrón con el próximo PlayStation o el nuevo Super Smash Bros. y todo parece llevarnos a hablar, conocer y descubrir más sobre ese juego o consola. Y esa es la parte que da risa de Hi Score Girl y que nos hace sentir cómodos con la manera en que Haruo actúa y hasta aprobamos su comportamiento. Pero el anime tiene otra cosa que entregarnos: el amor.

CONTINUE?

Porque claro, uno es torpe cuando está enamorado, en especial cuando parece que no hay ni una pizca de oportunidad con la chica al ser tan parecido a un Wade Watts, Haruo Yaguchi o Peter Parker (al menos en los primeros años de Spider-Man). A veces ni siquiera nos damos cuenta de que alguien podría estar interesada en uno y seguimos pendejeando como si nada en nuestra portátil o escapando de clases para ir a jugar a algún lado. Esa parte también está dentro del anime, parodiada con tantos tintes de verdad que da gusto que Netflix pueda expresarla por uno.

El famoso tema del Player-Two es emocionante en el anime, en especial por la evolución del personaje principal y su “relación” con la chica que le gusta. Y todo mejora cuando de la nada surge un nuevo personaje que toma un papel todavía más relevante: Hidaka Koharu. Ella no es la razón por la que la trama va de un lado al otro, sino todo lo contrario, ella quiere ser el centro de atención de nuestro héroe y se acerca con lo único que podría funcionar: videojuegos.

Hidaka se convierte entonces en alguien que quiere acercarse al chico que le gusta y hace todo lo posible por que él se fije en ella. Al igual que con Haruo, las acciones de Hidaka se pueden relacionar fácilmente con cualquier persona; cambia Street Fighter II por Harry Potter, libros de John Green o Evanescence (perdón por los estereotipos) y voilà el anime tiene un nuevo golpe sentimental sin esperarlo.

Lo mismo pasa con los eventos que ocurren alrededor de la trama en donde los personajes logran conectarse un poco más sin que los videojuegos estén tan involucrados. Situaciones que van desde escaparse de clases o perderse sin querer en un parque de diversiones hasta estudiar como nunca por entrar a la misma escuela que la chica de la que el protagonista está enamorado. Los videojuegos son el pretexto perfecto… aunque esta frase pueda parecer poco realista.

Hi Score Girl es sobre lo chingón que es amar los videojuegos y enamorarte de alguien que tiene la misma pasión que tú.

GAME OVER

Por lo menos hay un detalle increíble en cada episodio que va más allá de las referencias, la música, el videojuego en turno o los arcades que te hará sentir extrañamente apegado a la historia. Soñar con un videojuego, escapar de un viaje escolar, comprar un juego para dos pero solo se puede jugar de uno o sentir que el protagonista del juego te da consejos (eso no me pasa TAN seguido). En fin. Hi Score Girl tiene tantos momentos brillantes que puede servir como una guía para entender al ser amado o disfrutar con él su forma de ser.

Obviamente esta experiencia está narrada desde mi perspectiva, por lo que decidí incluirla en la sección de blog y no en reseñas para evitar alguna confusión respecto al veredicto. Si son gamers deben verla por los increíbles guiños a la industria que más nos gusta y seguramente se van a quedar pegados durante toda la primera temporada por todo lo que ya les comenté aquí.

No se olviden de dar “CONTINUE” siempre que puedan.