Hablar de FIFA es también mencionar uno de los juegos que más dinero generan año con año, la franquicia de Electronic Arts es una de las más vendidas, pero su calidad ha entrado en un abismo de mediocridad del que difícilmente saldrá, por lo menos no en los próximos años. FIFA es una saga que prácticamente no tiene competencia alguna en el mercado, si bien es cierto que PES ha logrado mejorar bastante en los últimos dos años, no le es suficiente ni para hacer sombra al título de EA, y no estoy hablando de calidad, sino de ventas, el concepto más importante para cualquier compañía editora.

 

Cuando no tienes competencia en el mercado, muchas veces entras en un estado de confort donde no es necesario hacer las cosas bien para seguir obteniendo ganancias, FIFA es el ejemplo más claro de ello. Si nos enfocamos exclusivamente en la entregas lanzadas en la presente generación, nos encontramos con tres títulos que no sólo han dejado de implementar características esenciales que existen en este deporte, sino que vienen arrastrando problemas imperdonables desde hace años. No tenemos ninguna señal de que los vayan a corregir, ¿Para qué? Las ventas siempre se superan año con año.

 

Si bien es cierto que FIFA 16 soluciona algunos errores garrafales de la entrega anterior, existen los elementos negativos suficientes como para decir que el juego sigue totalmente roto a nivel jugable, y del apartado visual mejor hablamos más adelante. Pareciera que FIFA no entiende el término “Inteligencia artificial» en un videojuego, la dificultad en esta franquicia pasa por incrementar las capacidades físicas del equipo contrario para así tener un partido de mayor dificultad. No hay jugadores más inteligentes, pero sí equipos compuestos por súper héroes capaces de tener un despliegue físico a tope durante todo el partido, defensivas que te regatean en su propia área, porteros con habilidades sobre humanas y delanteros con fuerza descomunal, eso por mencionar algunas, necesitaría días para describir cada una de las existentes.

 

fifa 16

 

Por supuesto estas ventajas sólo las ves aplicadas al rival, el único cambio en tu plantel será que los jugadores se quedan sin energía en dos o tres carreras largas. Así es como funcionan las dificultades en FIFA, la inteligencia artificial no existe, son sólo incrementos ridículos en las capacidades físicas del rival. Existen otros puntos como el cambio de jugador manual que puede echar a perder tu partido, la selección del jugador por parte del sistema es al azar y no dependiendo de la circunstancia de la jugada, y si hablamos del cambio automático el asunto es peor, porque la selección llega cuando ya no hay nada qué hacer. En pocas palabras, tu desempeño siempre estará condicionado por lo que decida hacer el sistema, la jugabilidad está rota en todos sus puntos. Ojo, lo más preocupante es que todo esto se viene arrastrando desde hace años.

 

Si hablamos del apartado visual, nos encontramos ante una franquicia que tiene todo para explotar el poténcial técnico de las actuales consolas, pero no lo ha hecho. En algunos momentos se tiene la sensación de estar jugando un título de la generación anterior, incluso los jugadores de mayor renombre tienen modelados y parentescos faciales deprimentes. La inclusión del nuevo motor de físicas hace algunos años fue muy bueno, pero vino a repercutir en otro tema como el comportamiento del árbitro en jugadas  de trámite, marcando faltas en donde no existen o dejando pasar otras que incluyen lesiones de por medio.

 

Es preocupante, muy preocupante lo que está pasando con una franquicia deportiva millonaria, y como lo mencioné claramente en los primeros párrafos, no se ve un buen panorama a futuro, EA sigue enfocada en exprimir económicamente esta saga, pero técnicamente FIFA está sumergido en un abismo de mediocridad, y cada año va explorando nuevas profundidades. Como fan de este deporte y seguidor de la saga, nada me daría más gusto que la editora estadounidense se enfocara en corregir problemas tan graves que afectan la jugabilidad, están abriendo las puertas para que la competencia empiece a ganarles terreno.